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Posiblemente la (para mi gusto) penosa traducción del título original Hell or High Water sea la única pega que podamos poner a Comanchería, última película de David MacKenzie (Rock’n’love, Convicto).
Cuando se habla de “Comanchería” se la suele catalogar como un western moderno. En mi opinión, realmente estamos ante una deconstrucción del género en el que el clásico enfrentamiento entre indios y vaqueros queda sustituido por un conflicto entre gente pobre y entidades bancarias. Esto puede no sonar muy atrayente a priori, pero la manera que tiene MacKenzie de presentar la acción, casi a modo de western crepuscular, hace que la película sea una de las más estimulantes propuestas del pasado año. El director utiliza la trama para pintar un fresco sobre la corrupción y la destrucción de lo tradicional en aras de una modernización que no nos hace mejores.
La trama nos presenta a dos hermanos que se dedican a robar bancos para saldar deudas y poder darle un futuro digno a sus hijos. Como contrapartida, una pareja de veteranos rangers, uno de ellos al borde de la jubilación, se empeñarán en seguir los pasos de los ladrones. El contraste entre ambas parejas será una de las mejores bazas de la película, ya que encontraremos una gran riqueza en los pintorescos personajes. Conviene apuntar el nombre de Taylor Sheridan, que aquí firma su segundo guión tras debutar en Sicario (2015). Aquí el libreto apunta certeramente a los daños colaterales que deja el capitalismo en lugares y personas expuestos a perderlo todo, pero lo hace de un modo sigiloso, introduciendo pequeños momentos cómicos gracias a unos afilados diálogos y ocultando su feroz crítica bajo un disfraz de drama/thriller/western clásico. Esto no impide que el poso que deja la película tras su visionado sea contundente.
El ritmo es acertadamente reposado, justo lo que necesita la película para que sus personajes queden bien desarrollados. Y es en esos personajes donde hallamos otro de los tesoros de “Comanchería”, gracias a unas interpretaciones portentosas. Tal vez estemos ante el mejor trabajo de Ben Foster, uno de esos actores secundarios robaplanos que siempre cumplen, y que aquí se come la pantalla cada vez que aparece. Creo que es una injusticia su ausencia entre los nominados a mejor actor secundario de la próxima gala de los Oscar. El que sí está nominado es un envejecido Jeff Bridges, sin duda lo mejor de la película junto a Foster. Bridges borda un papel que le va como anillo al dedo, aportando su carisma además de las mejores líneas de diálogo. Chris Pine también está magnífico, en un registro muy diferente a como estamos habituados a verle. El punto sobrio lo aporta Gil Birmingham como el compañero del ranger interpretado por Jeff Bridges, siendo el objeto de las continuas bromas racistas de éste.
No quiero olvidarme de la banda sonora firmada por Nick Cave y Warren Ellis, conformando una sucesión de temas country y fronterizos que aportan el último granito de polvorienta arena a la película.
Una vez más, se nos enseña que no hay buenos ni malos, sino diferentes caras de una misma moneda. Con una dirección primorosa y unas interpretaciones magníficas, “Comanchería” nos acerca a ese lejano oeste moderno, actual, pero que conserva muchos de sus elementos tradicionales. Tal vez sea una película pequeña, pero es de esas películas pequeñas que se reivindicarán en el futuro.
Mi nota: 8,5
4 comentarios
Ya tenía ganas de verla antes de leer tu reseña simplemente por lo fan que soy de Bridges, pero ahora ya me queda claro que es un must para este fin de semana… ¡gracias!
Pues corre porque ya lleva semanas en cartel, aunque supongo que las nominaciones a los Oscar alargarán su permanencia en cartelera. Ya me contarás qué tal! Muchas gracias por comentar, un saludo!
David Mackenzie ha realizado una grandiosa película que sin duda para mí ha sido de las mejores películas del 2016Si no la has visto, apuntalá en tu lista de películas a ver porque merece la pena ver este peliculón.Un saludo.
Pues sí, sin duda una de las mejores del prolífico 2016.Un saludo!