Llevamos un tiempo defendiendo que el género escrito en castellano no tiene absolutamente nada que envidiar a lo que nos llega desde fuera. El exotismo de propuestas anglosajonas o de otras procedencias hace que las valoremos con preponderancia, cayendo en el tremendo error de menospreciar lo que tenemos en casa. Dos buenos ejemplos son los autores objeto de esta entrevista.
Aitziber Saldias dio un golpe sobre la mesa con la publicación, este 2024, de Las raíces recuerdan tu nombre, novela asociada al conocido como folk horror que supone una declaración de intenciones y una clara muestra de la calidad que el terror está alcanzando gracias a una muy interesante generación de autoras y autores.
Por su parte, Carlos J. Sánchez imprimió su sello personal a Oscura deriva, reinterpretación de algunos clásicos de la ciencia ficción opresiva que no tuvo, quizá, la repercusión que merecía. Animamos a leer la reseña de esta obra para conocer los parámetros por los que se mueve este autor.
Román Sanz Mouta entrevistó a ambos autores en la terraza de unos de los locales que circundan las casetas del festival Celsius. Os dejamos la entrevista en formato podcast y una transcripción ampliada y con comentarios en formato texto. Esperamos que la disfrutéis.
Introducción
Aunque no estaba planificado, y gracias a que tuvimos la suerte de disfrutar su novela debido a Obscura editorial, hemos hablado con Aitziber Saldias, autora de Las raíces recuerdan tu rombre, una novela oscura y reseñada. Al amparo de unas cervezas e inmejorable compañía. Su obra nos parece una de las revelaciones del curso literario, domeñando el horror más rural y más atávico, cáustico, inevitable. Pero no solo eso, ya que su compañero, Carlos J. Sánchez, se presta a la misma, para conseguir un dúo notable. Y es que recordemos que Carlos firmo la riesgosa Oscura deriva con Dilatando Mentes, una novela de ciencia ficción y terror en segunda persona. ¿Por qué no dos entrevistas en una? Aviso, la calidad de las preguntas es torpeza del entrevistador, cómo arreglan las mismas con buenas respuestas, mérito de los entrevistados. Al lío.
En esa terraza transitada, bajo miradas auspiciosas, entre el ruido infame de ciento autoras y lectores, debatimos sobre sus publicaciones y cómo sienten las mismas. Gracias y bienvenidos.
Entrevista
Román: ¿De dónde viene, geográfica, espiritual y a nivel personal el concepto de Las raíces recuerdan tu nombre?
Aitziber: Tiene mucho poso personal. Mucho más de lo que la gente está viendo. En parte está bien que no se estén dando cuenta, pero tiene bastante más poso emocional de lo que parece. La localización, el bosque esta muy levemente basado en el bosque de Urbasa, en Navarra. Solía ir de pequeña con mis padres, y me gustaba, porque ellos tomaban el sol y leían el periódico y yo me aburría mucho…
R: ¿Tomaban el sol en un bosque?
A: Sí, hay sol y claros. Es un bosque al que puedes ir en plan dominguero con tu fiambrera y demás. Aunque está considerado parque natural, se puede ir. Y yo me marchaba a caminar, bajo aviso de mi madre; no te vayas muy lejos, ten cuidado, no sabes dónde vas a ir… Y era verdad, hubo veces de encontrar cadáveres completos de vacas y otros animales. Y pelearme con mi madre porque no me dejaba llevarme la calavera a casa. Obviamente, ganaba ella. Encontrar zorros, cerdos salvajes… Una pasada. Me gustaba jugar con eso, sabes que es un bosque que sigue y sigue y sigue y no sabes lo que te puede ofrecer. De hecho, en Urbasa fusilaban gente durante la guerra civil y hay un montón de agujeros y hoyos, posibles fosos. Además de ahondamientos en el paisaje que nadie sabe asegurar si son naturales o pudo haber caído alguna bomba y es lo que ha quedado. Es un lugar con mucha historia, así que, por qué no inventarse un poquito más.
R: ¿Hay leyenda urbana previa?
A: No exactamente. Pero sí es un lugar que tiene una historia real de muertos.
R: ¿Cómo es la atmósfera al entrar en ese bosque de Urbasa?
A: Muy buena. Entras, hay información, están las vaquitas. Tienes rutas hechas porque te puedes perder. Luego hay muchas cuevas, y no se han hecho mapas de las cuevas.
R: A título personal, ¿hay mucho componente de tu propia familia en la obra? Siempre pensamos que toda novela tiene gran parte de autobiográfico, como hemos comentado aquí en el Celsius.
A: Hay muchas ideas de fondo que comparto con lo que se puede ver. Hay muchas frases que parecen puestas al azar, pero tienen muchísimo sentido. Siempre quería demostrar o escribir algo sobre que la familia no es siempre la familia y ya está, con todo el mundo llevándose bien. La sangre es la sangre, dicen, pero para mí la familia es la que te encuentras o la que haces tú. Mira lo que pasa en la novela cuando la sangre es la sangre, cuando tienes que hacerte cargo de cosas que vienen del pasado, cosas que tus padres o tus abuelos hicieron. Es verdad que hay mucha idea de esto, la sangre es la sangre, pero supone más. Tienes que estar muy pendiente de todo lo que pase a tu alrededor, de lo que pueda ocurrir, sin pensar que la familia pueda estar ahí para apoyarte. Son personas, como todo el mundo, también tienen sus propios problemas, y sus odios y sus secretos. Todo eso te afecta como persona.
R: Siempre da la sensación en las novelas de atmósfera, del folk horror que está tan de moda, de que no pueden escapar, o de que vuelven. Y te preguntas, ¿por qué vuelven?
A: En este caso vuelven, casi todos, porque tienen una deuda con el bosque, y entonces la han de cumplir. Pero otros muchos vuelven porque es lo único que conocen. Saben lo que hay, no les gusta, pero saben lo que hay. Lander huyó de su pueblo para irse a una guerra, y si lo piensas, te preguntas por qué. ¿Qué puede haber tan malo? Pero ese viaje de regreso es lo que conocía, de lo que quería huir. Y ves que todos están encerrados por sus decisiones, y porque es algo que ha empezado, y no parece que lo puedan cerrar de ninguna manera.
R: Es una novela, se comenta en el Ritual del Monolito, donde la atmósfera lo es todo, donde la atmósfera son los personajes y parte de la historia de forma idiosincrásica. Quiero preguntarte cómo te embriagas tú para sentarte a escribir sobre una atmósfera tan nociva, porque es muy nociva, y si te contagias de ella.
A: No sé si la atmósfera se contagiaba de mí, o yo de la atmósfera. Esta novela la he ido escribiendo durante muchos años, no todos buenos, y creo que volcaba la sensación de claustrofobia que yo sentía en la vida real. A base de las reescrituras y de ver realmente que mi forma de escribir es muy tajante, es de ir añadiendo frases, frases y frases, a cada revisión y reescritura le añadía más opresión todavía. ¿Quién se ha contagiado de quién? Pues no lo sé. Es verdad que cuando la leí, ya metida en el proyecto con Obscura y con la editora, me sorprendía haberlo escrito yo, siendo algo tan oscuro. ¿Esto es mío? ¿Las frases son mías? Igual era el subconsciente diciendo: tengo que desahogarme, tengo que soltarlo en alguna parte.
R: ¿Cuánto tiempo te llevó crear la novela?
A: Yo tengo un problema muy grande, escribo y me voy para atrás, y reescribo, y sigo, y me voy para atrás y reescribo y añado un poco más. Es eterno. Entonces la novela, originalmente, se llamaba «Un niño roto», y las primeras cosas que tengo, frases sueltas, son de 2016. Igual durante dos años no la tocaba, luego escribía diez mil palabras, cuando volvía a intentar volver no la recordaba y empezaba otra vez a reescribirla. Más de cinco años.
R: Creo que es importante decir que, por ejemplo, en el Monolito somos todos y todas escritores, y nuestros seguidores, muchos y muchas también. Pero da la sensación desde fuera que la novela sale de un tirón, que se escribe en dos o tres, meses, que soy un genio y la saco de la manga. Pim pam pum y a publicar. Y no, los autores y autoras deben conocer el proceso, el largo proceso.
A: Hoy hablábamos con otra escritora, y me decía, me pongo y en tres meses… Yo, en tres meses, reescribo una escena. Pero es verdad que cuando pude y me puse a acabarla, estuve… No sé, hacia delante, hacia atrás, un parto. No lo sé. Se siente como un parto.
R: Y se lee como un parto. Aparte de esto, para gente que no te conozca, que no te haya leído o que te quiera seguir leyendo, ¿que tienes antes y qué vendrá después?
A: Tengo antes un relato en el tercer premio Ripley, y un relato en el Domingo Santos del 2023. Si alguien tiene muchas, muchísimas ganas de hurgar, y no le importa lo que se vaya a encontrar, tengo una novela que escribí con dieciséis años, ciencia ficción, de cuando crees que escribes muy bien y todo es perfecto. La novela se llama Qenna, que ni yo me he atrevido a releer. Si alguien lo hace y la lee, que me cuente sobre qué va.
R: ¿En qué trabajas ahora?
A: Mi plan es escribir una novela de mitología vasca de terror, en la que las protagonistas sean las abuelas típicas de allí, las amonas. Tengo a una señora que se llama Mariasun que tiene que volver a su pueblo natal, no se sabe muy bien por qué, pero ella dice que ya es hora.
R: ¡Queremos más datos! Todo el mundo nos está dando primicias…
A: Soy muy lenta, tardaré mucho en terminarla, por ahora no he reescrito nada, lo cual es un logro. Llevo menos de diez mil palabras y quiero meter muchas cositas en euskera. Que sea muy natural porque tendrá mucha conversación, habla, refranes en euskera, notas a pie de página. Que se pueda adentrar en la mitología, siempre con un punto de terror que no hace falta añadir, porque la mitología del País Vasco, si la miras bien, es terrorífica. ¿Para cuándo? No lo sé. (Actualización, llegó a las 30.000 palabras sin reescribir, y luego reescribió…).
R: ¿Cuánto te gusta escribir?
A: Me gusta mucho escribir, pero me cuesta mucho también. Es verdad que me distraigo muy fácilmente, hay días en que me debería obligar pero me los paso tirada en el sofá, o me pongo a ver vídeos en YouTube… Es muy fácil encontrar algo que hacer en vez de ponerme a escribir. Una vez me pongo, bien, ya está, he hecho mi parte de hoy. Pero me cuesta ponerme. He llegado a ponerme excusas tan malas para no escribir que me sorprendo a mí misma.
R: Tenemos justo aquí al lado a un señor que dice poseer la autoría de la novela Oscura deriva, publicada por Dilatando Mentes, contada en segunda persona. Una obra de space horror (ahora todo hay que expresarlo en inglés) muy destacada, una de las pocas novelas en segunda persona que se han escrito en los últimos diez años y que merece la pena leer. Nos va a aportar unas palabras sobre su obra Carlos J. Sánchez. ¿Qué significa la novela para ti? ¿Por qué no has publicado más desde entonces (2021)?
Carlos: La novela está publicada con Dilatando Mentes, y para mí fue una prueba de fuerza. En aquel momento venía de escribir otras cosas más cercanas a la fantasía, un entorno relativamente cómodo para mí, y me apetecía contar algo muy visceral, muy emocional y muy humano. Se me ocurrió escribir algo centrado en la rabia, en el odio, porque lo llevaba dentro, en parte, y porque me daba mucho juego al tipo de historia que quería narrar. Cuando pensé en una historia de rabia y de odio, fácilmente te viene a la cabeza Moby Dick…
R: La odiada Moby Dick… No le gusta a nadie.
C: Y me dije, «Moby Dick en el espacio». Y ya que tengo que hablar de odio, voy a hacerlo en segunda persona. A intentar apelar al lector para que no sea algo que ve desde fuera sino que lleve adentro. Una reacción de odio, cuando es auténtica, es de odio mutuo. Hay protagonista que no es un héroe (sí hay un personaje heroico en la novela, pero no es protagonista), y un antagonista, y se odian mutuamente. Y trata del viaje que, de forma inevitable, hará que se encuentren y pase lo que tenga que pasar.
R: La atmósfera, como con Aitziber, es uno de los grandes logros, más en segunda persona. ¿Cómo la construyes? Y es verdad que hablas de odio, pero la mayor parte del tiempo es admiración entre ellos.
C: Sí, es la clase de relación entre dos personas que podrían ser grandes amigos si no estuvieran en los lados opuestos de una batalla. La atmósfera, a diferencia de Aitziber, a mí me gusta mucho explotar esa claustrofobia. Soy muy fan de lo cerrado y oscuro, de las cuevas, de las cavernas, del ambiente de ciencia ficción de Alien, Horizonte final, Warhammer 40.000… Tenemos toda la tecnología del mundo, pero va a seguir siendo superopresivo. Como se me ha comentado alguna vez, Oscura deriva es una novela gótica. Podría ser la historia de un barco, buscaba esa oscuridad y la opresión que hace que salgan los fantasmas que uno lleva dentro, que se enfrente uno a sí mismo. Para mí resultaba ideal, y no es algo exclusivo de esta novela y que me guste trabajar en general, pero sí adecuado para un personaje tan perdido y en una carrera hacia adelante como es el Capitán Shrike.
R: Carrera hacia adelante o hacia ninguna parte hasta que se destruyan o algo los destruya. Y es verdad que encaja en cualquier tiempo, un barco, un tren… Las obsesiones son lo más importante. ¿Por qué no tenemos más novelas tuyas?
C: En gran parte, por culpa mía. Me gusta mucho escribir, mucho. Me gusta muy poco moverme, hablar con editoriales, enviar manuscritos… Me parece un coñazo. He seguido escribiendo, tengo manuscritos ahora mismo en manos de editores a la espera que digan algo. Pero me ha faltado siempre meterme caña en ese aspecto. Me ha ayudado mucho Aitziber pinchando para que envíe manuscritos aquí y allá, han abierto plazo… Y estamos en eso. Proyectos muy diferentes que ojalá puedan salir pronto.
A: Yo lo animo a que mande cosas, y él me pincha para que siga escribiendo. ¿Has acabado ya, has escrito algo…?
R: Aitziber, te han robado la entrevista…
A: No, a los buenos se les nota en seguida por la voz.
R: ¿Algo más que comentar? El Monolito es vuestro.
A: Tenéis que darle una oportunidad a Oscura deriva. No soy objetiva porque es mi pareja, por si no se ha notado. Pero yo he sido librera seis años (¡¡¡Gigamesh!!!) y a todos los que se la he recomendado les ha gustado. Nadie ha dicho «no me gusta». Dadle una oportunidad.
C: Dadle un tiento a Las raíces recuerdan tu nombre. No va a cambiar el género, pero va a ser recordado en el folk horror escrito en España y sobre el territorio español en mucho tiempo. Y Aitziber Saldias va a seguir sonando.
R: Muchas gracias a los dos. Dos que serán referencia dentro del horror. Así que gracias. Y a todos, todas nuestras lectoras y seguidores. Un enorme placer, esta y el resto de entrevistas en el Celsius. El próximo año, más.