NOCTURNA 2019 Día 5: Clausura

Creo que es de justicia agradecer a todas las personas de la organización por la sensacional labor que han llevado a cabo, teniendo que multiplicarse en la mayoría de ocasiones para poder cubrir todos los aspectos de un evento de este calado. El trato dispensado a los espectadores, ya fueran acreditados o no, ha sido de una cercanía y camaradería total, por lo que uno no puede más que sentirse parte de una familia. Quiero dedicar una mención especial para el equipo de comunicación, que ha realizado un trabajo diario espectacular.

Me queda el mal sabor de no haber podido asistir a todas las charlas, presentaciones, ruedas de prensa y el resto de actividades paralelas realizadas en horario matutino. Estoy seguro de que valieron mucho la pena.
Pero disfrutar —o sufrir— con las películas dentro del festival sigue siendo lo que más me gusta. En mi valoración final sobre los títulos que he visto este año, me quedo con Koko-Di Koko-Da como mi favorita, gracias a su original manera de plasmar un tema adulto valiéndose de un folclore fascinante. También encontré muy recomendable la película inaugural Piedra, papel y tijera, que narraba una historia claustrofóbica con toques perturbadores. Del resto, interesantes las propuestas de 1BR, Memory: the origins of Alien, Il signor diavolo, Z, Finale, Body at Brighton Rock o Artik. Ninguna de ellas es redonda, pero contienen aspectos que merecen su visionado.

Respecto a los cortometrajes, el nivel ha sido bastante alto. Los que más me han convencido han sido No apto para menores, Lay them straight, El cuento, Tu último día en la tierra, Casa, Equals y El fin de todas las cosas.

Para terminar, procedo con la ronda de visionados de este último día del Nocturna. Al final, adjunto el palmarés completo del festival. ¡Hasta el año que viene!

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ANDHADHUN (Sriram Raghavan, 2018)

La primera película hindú en la historia del festival es también —si no recuerdo mal— mi estreno en la cinematografía hindi. Andhadhun no tiene sentido en un festival como el Nocturna más que como una rareza exótica, ya que en realidad se trata de una comedia delirante que gira alrededor de un pianista ciego que se ve envuelto en una serie de eventos criminales.

Con un claro tono humorístico, la película ofrece momentos que hicieron soltar carcajadas al público, aunque aparte de esos pequeños chistes la película se hace larga y a ratos insufrible. Eso sí, aunque hay un buen número de canciones repartidas a lo largo del metraje, no es esta una de esas películas indias en las que encontramos coreografías musicales por doquier. 

Desde que se estrenó en cines en 1994, no había tenido oportunidad de volver a ver El cuervo. No soy de los que ve la película como una obra maestra, más bien siempre me ha parecido correcta pero más famosa por el luctuoso fallecimiento de Brandon Lee en su rodaje que por su calidad fílmica. Volver a verla ahora me confirma esas sensaciones, que el propio Alex Proyas compartió en la sesión de preguntas y respuestas que hubo tras la proyección. Lo mejor de El cuervo es que resiste razonablemente bien el paso del tiempo, y que ofrece unas cuantas imágenes auténticamente canónicas. Además, reconozco que forma parte de ese grupo de películas que se elevan sobre su precario presupuesto a base de ingenio, y que se beneficia de un ritmo frenético en las secuencias de acción y, por supuesto, de un estilo visual de los que marcan época.

VIVARIUM (Lorcan Finnegan, 2019)

La película de clausura era la proyección más esperada desde que se anunció. Vivarium llegaba con la buena repercusión que provocó en el festival de Sitges, y puedo decir que respondió a las expectativas. Se trata de una cinta de ciencia ficción en la que una pareja se ve encerrada en un infinito complejo residencial deshabitado. Con un tono muy deudor de historias a lo The twilight zone o similares, Vivarium plantea numerosas preguntas durante su metraje. Muchas de ellas quedan sin respuesta al final de la película, lo que la convierte en carne de especulación y búsqueda de teorías, cosa positiva bajo mi punto de vista. Su contenido es atrayente, críptico en unas ocasiones y perturbador en otras, siempre haciendo apología del desconcierto.

Puede verse como un despiadado mazazo a la rutina de la convivencia que marca la sociedad, pero siempre desde una mirada inquietante. Además, cuenta con un atractivo añadido: una majestuosa interpretación de Imogen Potts, que por sí sola merece el visionado de la película.

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