Ritual Román 178: 30 días con el rey del terror

por Román Sanz Mouta

Título: 30 días con el rey del terror

Autor: Enric Pujadas

Editorial: Dolmen

Nº páginas: 272

Género: Terror

Precio: 16,50 € 

SINOPSIS

Diez escritores de terror que nunca han publicado han ganado un concurso. El premio: pasar treinta días con David Crown, el indiscutible Rey del Terror, en una casa victoriana de Nueva Inglaterra. Allí escribirán cada uno un cuento bajo la tutela del legendario autor. Al terminar, el relato será publicado en una antología junto con uno de David Crown. Una oportunidad única para diez autores desconocidos. Todo lo que ocurra en la casa será grabado y compartido en redes sociales.

Cuando empiezan a desaparecer los concursantes nadie se preocupa. Es todo un montaje publicitario. Seguro. Lo que sea por vender. No los están asesinando. Ni mucho menos está ocurriendo nada sobrenatural. Sin embargo, algo ocurre. Están siendo eliminados y deben hacerse una pregunta: ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar por alcanzar la fama?

RITUAL

Me encanta la premisa de esta novela. Diez autores noveles, sin publicar, promesas (que no jóvenes, no todes), potenciales estrellas, seleccionados entre miles, con relatos de terror que habrán provocado la delectación del jurado, el editor y la editorial. Y esos diez, encerrados con el Rey del Terror, el autor maestro que aúna crítica y público a su favor (obvio, un equivalente a Stephen King, un disfraz de su éxito merecido). Me encanta (lo sé, ya piensas, hay gato de Schrödinger encerrado), igual que me gustan las novelas sobre escritores, y más cuando hay competencia entre ellos (el summum, Fantasmas, del gran Chuck Palahniuk). Casi diría que este tipo de obra estaba extinta hasta que, este mismo curso, me encuentro con varios ejemplos, entre ellos este manuscrito a reseñar. ¿Sensaciones? Bipolares. Te cuento.

La novela no es muy larga, tiene capítulos cortos, cambiando la perspectiva desde cada uno de los diez escritores escogidos por sus méritos, por ese texto que ha seducido a la editorial. Eso hace que la lectura sea viva, fugaz, placentera.

La novela cuenta el experimento que realiza la editorial para, sin saber por qué, convertir a un escritor o escritora de la nada en famoso, encerrándolo(s) con la excusa de un curso privilegiado con el maestro, David Crown, durante un mes. Sin redes, sin contacto social más allá de los que convivirán en esa mansión en medio del remoto bosque lejos del mundo.

La novela juega con la incertidumbre, tanto de los participantes en la selección, como del lector y lectora, por adivinar si la sucesiva desaparición de los escogidos es parte de una trama publicitaria (pues se supone que lo graban todo y lo comparten en redes ajenas a ellos tipo Big Sister) o algo que va acabando con ellos uno a una. Buena idea y satisfactoriamente jugada.

La novela muestra retazos de los textos que van componiendo los autores a lo largo de su experiencia en la mansión-cárcel, auspiciados por las enseñanzas maestras del tótem de miedo y ventas en letra, que ayudan, poco, a describir a los distintos personajes y su personalidad, además de su también propio estilo de escritura. Esto, que debiera ser virtud, adolece, porque los textos, más allá de más o menos sangre, y exceptuando a ese personaje de otredad poco humana, son demasiado parecidos en formas y fondos no solo entre sí, sino también para con el narrador.

La novela, donde se pueda presuponer clase magistral de escritura, no deviene en tal, y parece un quiero y no puedo. Porque, pese a dar determinados consejos sobre cómo redactar y escribir, cae en sus propios errores, y repito, eso lo hace el narrador y los personajes. Reiteraciones, construcciones poco afinadas y afiladas, y ciertos elementos que te alejan de una supuesta trama que requiere excelencia literaria para ser contada. Porque trata sobre eso. Aunque también son expectativas, y las mías quedaron insatisfechas.

La novela se desarrolla en un crescendo que combina las sensaciones de los escritores y cómo se comportan tras cada una de esas desapariciones de compañeros, además de las interacciones entre ellos, la competitividad, la ambición, la sospecha paranoide y el descubrimiento de la realidad en la que se hayan prisioneros, más un cluedo de misterio que una obra de horror.

La novela es buena, con sus defectos, divertida, ágil, fresca e incluso actual.

Pasemos a la habitual trinidad:

Argumento: muy buena idea, bien desarrollada de inicio, acertada en el nudo que nos envuelve con su trama, bebiendo directamente de los vínculos que se crean y destruyen entre los personajes, y convertido el lector, lectora, en partícipe aspirando a descifrar el enigma en uno u otro sentido. Y el desenlace, interesante, precipitado, frío, desangelado en el trasvase de enigma a terror. Mejorable.

A los personajes, como dije, no existe un o una protagonista principal, y cada lector tendrá más empatía por rango de edad y extravagancias que por verdadera personalidad de cada uno y una, siendo mi favorito Ryan Brannon, les falta más definición en comportamiento, y sobre todo, en su estilo y apuesta como autores. Una voz propia. Una pega que pasará desapercibida, pero que yo denoto como importante.

La atmósfera. Un elemento que, entre tanto personaje, queda algo relegado. Sobrevuela, está, porque esa casa que registran de continuo es cuasi personaje, y el bosque apetece que exprese más, incluso las pesadillas. Pero no incide, no tiene efecto porque no se ha buscado el mismo.

El estilo. El necesario para este tipo de apuesta. Nada elevado. Usando algo de cliché. Mostrando personajes y diálogos actuales. Ni destaca ni desmerece.

Y el desenlace, breve, rotundo en parte, pero breve. Aunque deja una sensación amarga, porque el propósito del mismo es potente, acertado incluso, aunque su diseño y la manera de llevarlo a cabo, cual prestigio, le roba vigor. Además de no sorprender, pese a que sea el propósito. Siendo, como digo, coherente.

Conclusiones. Me falta algo. Sobre todo por ese final y cierre de telón y esa exposición y tratamiento de los personajes y sus voces. Me falta algo de literatura de terror, verdadera literatura de terror, por parte de esos diez protagonistas (pequeños otros cuentos de hoguera dentro de esa historia principal, ya que lo sacas, úsalo hasta su mayor apogeo), y siendo elemento de la trama. Pero, pero, pero, la novela es divertida, sugerente, desata la imaginación, te mete en su acertijo, te inquiere. Y por ese tipo de prosa se lee del tirón, con gusto, con ganas.

Pasa mucho cuando hablamos de libros que muchas veces esas expectativas no te dejan disfrutar. Ha sucedido porque siempre exijo todo a lo que leo, pero no ha evitado que goce de esta novela. Ni que la recomiende, como siempre, sabiendo a qué te enfrentas y qué te va a proponer y aportar como lectura por encima de otras.

Así que, una vez más, a leer. Y ya me contarás, contaréis, vuestras propias sensaciones comparadas.

 

Pd: esta 30 Días con el Rey del Terror, Horror Star de Enrique Cordobés, Gothic de Fracassi, la sublime Fantasmas del mencionado Palahniuk, y otras similares, son un espectro dentro del mal llamado género de terror que adoro, y que espero se vuelva a reproducir, porque, ¿qué mejor que un escritor o escritora escribiendo sobre escritores y escritura dentro del miedo? Pues eso.

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