Cruzando el bosque (Emily Carroll)

por José Luis Pascual

Título: Cruzando el bosque

Guion y dibujo: Emily Carroll

Editorial: Sapristi

Nº páginas: 208

Género: Terror

Precio: 29,95 € 

SINOPSIS

Vino de dentro del bosque.
Como todo lo extraño.
Cinco misteriosas y escalofriantes historias se adentran en el abismo tenebroso.
Espantosos relatos nacidos de la macabra imaginación de la multipremiada Emily Carroll.
Acércate, adéntrate en los bosques y descubre lo que allí te espera.

Reseña

Aunque aparecen con menos asiduidad que en el campo literario, cierto es que los cómics de terror están viviendo una época de bonanza que nos está regalando una pléyade de títulos memorables. Hace poco dedicamos un artículo al tema, titulado Los mejores cómics de terror que no conoces. Desde los más publicitados Infiel, Harrow CountyGideon Falls, hasta joyas ocultas como Ultrasound, House o And then Emily was gone, el mundo de las viñetas ha sabido encontrar el modo de inquietar al lector sin necesidad de todos los juegos de luces y sonido con los que cuenta el medio audiovisual. Dentro de los nombres importantes, Emily Carroll ha logrado una trayectoria destacada que culmina con la reciente publicación de Una invitada en casa. Hoy quiero hablar de la obra con que desembarcó en nuestro país, Cruzando el bosque.

¿Puede una fábula clásica volver a contarse cambiando totalmente su historia? La respuesta sencilla es no. La difícil es Cruzando el bosque. Emily Carroll presenta aquí una colección de siete historias que se muestran imbuídas por un espíritu clásico con querencia al gótico y que, pese a ello, se manifiestan como algo nuevo gracias a la original narrativa gráfica de la creadora canadiense. La autora tributa y referencia una serie de historias con las que todos hemos crecido, otorgando una nueva dimensión al cuento clásico con moraleja. De hecho, podemos decir que respeta todos y cada uno de sus códigos. Entonces, ¿dónde radica la novedad?

El tratamiento visual es lo que distingue a esta obra y la eleva sobre muchas otras que recurren a esquemas trillados. No resulta fácil describirlo, pero el sentido secuencial de Carroll se aparta ligeramente del estándar para romper las viñetas y, ante todo, para que el texto sea un elemento clave del aspecto artístico. La conjunción de cuadrículas rotas con un uso espectacular de las tramas de color (siempre encerradas en rejillas negras), unidas a las palabras cambiantes que a veces parecen susurradas por un narrador y otras veces gritadas por los personajes, desemboca en un resultado que apela a lo sensorial. Y, ahí, el miedo se alza triunfante.

Cruzando el bosque está compuesto por varias historias independientes que tienen como punto en común el bosque. El bosque y algo más, pues todos estos cuentos, porque no dejan de ser cuentos en todo su esplendor, componen un verdadero tratado sobre la tristeza, la soledad y la indefensión tras la pérdida. Los protagonistas, como ya sucediera en las aleccionadoras fábulas antiguas, suelen ser niños pequeños o preadolescentes que se enfrentan por un lado a una situación novedosa y, por otra, a la manifestación de lo imposible.

El fantasma, el retornado, la posesión y el monstruo que mora en el bosque. Carroll retuerce la concepción clásica del monstruo para convertirlo, en muchos casos, en una entidad más indefinible, una presencia invasora que apresa a los protagonistas. No hace falta pensar demasiado para otorgarle a estos espectros nombres como depresión, ansiedad o suicidio. Esto entronca con la noción contemporánea del género, en una fusión que es, a todas luces, fascinante. El miedo es siempre subjetivo, pero Cruzando el bosque alcanza cierta universalidad. Estoy convencido de que gustará a todo lector curioso.

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