Poesía: IMPORTA. PORQUE ES MÍO (Francisco Santos Muñoz Rico)

por Francisco Santos Muñoz Rico

Introducción

Quizá la poesía esté muerta y por eso deba romperse. La única manera de traerla a nuestros días es zombificada, deforme, ajada, purulenta, lánguida, hambrienta. Así lo entienden muchos poetas actuales, como Francisco Santos Muñoz Rico. Pese a su querencia y tendencia al soneto de estilo clásico, aquí el autor reúne un verso desatado de cualquier norma rígida con una temática original: la visión del propio autor sobre su obra creada. 

Importa. Porque es mío funciona como corolario, casi como epitafio, y representa a toda esa inmensidad de autores relegados al olvido y la invisibilidad. Solo hay una forma de combatir el perenne letargo poético: publicar. Y eso es lo que hacemos aquí para vuestro disfrute o depresión. Estamos seguros de que, al menos, os va a remover.

Importa. Porque es mío (Francisco Santos Muñoz Rico)

«Importa. Porque es mío».

Billy Summers


El mundo se desvanece
Todas mis palabras escritas se desleen
Mi euro, efímero y miserable, decrece
Como la luna, hasta ser céntimo, no más
Todas mis entrevistas de mentirijilla
Las reseñas de mis libros
Las grotescas declamaciones de mis poemas
Las opiniones certeras de sesudos lectores
¡De amantes y apasionados lectores!
Se olvidan y son parte de lo nunca dicho
Son parte de lo nunca
Mis hijos dicen:
«Mi padre, sí, ese viejo gruñón
Tenía un hobby, escribía historias
O montaba avioncitos que no volaban
No recuerdo, aviones que eran solo decoración
Sin piloto, sin motor, acumulando polvo en un rincón
O libros, qué se yo
Sin palabras dentro
Hojas, cientos de hojas, sin ojos, en negro»
Así dirán
Y yo, con demencia senil, alzheimer, artritis, urgencias defecatorias espontáneas e incontrolables, con las cejas pobladísimas y grises, muy grises
Yo, con el olvido en la mirada
Con balbuceos en los ojos
Con desconcierto en mi antaño profunda calma marrón verdosa
Y con legañas, muchas legañas
Diré cualquier bobada y me moriré
Y dejaré que me quemen
Que me esparzan en el callejón de detrás del crematorio
¡No en los fiordos noruegos, no en Taniquetil!
Y si queda algún libro mío
En alguna desolada librería que aún no se derrumbó bajo el peso de la idiocia que substituyó la atmósfera primitiva
Ese libro, como un petardo de a duro
Hará ¡paf!
Y ya no será
Y con suerte algún viejo amigo
Dani, por ejemplo
A punto ya de morir él mismo
Con baba seca y amarillenta como lefa improductiva manchándole la barba
Boca abierta, ojos que imploran cadalso, cicuta, guillotina
Oirá la pequeña explosión y se morirá
Con una mueca horrible que nadie, salvo yo
Sería capaz de llamar sonrisa.

6 comentarios

Román mayo 24, 2024 - 10:19 am

Esta evocadora poesía me suma a sus intenciones inevitables, el ocaso del olvido, la fagocitación de una sociedad inerte en imaginaciones fallidas. Todo lo escrito fue mejor… Pero quedan historias!

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Vicente mayo 24, 2024 - 11:11 am

Ole tu pito.

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Cris mayo 24, 2024 - 5:57 pm

Que les den por el culo a todos y a seguir escribiendo, porque igual que no hay que dar cuentas por respirar, tampoco por escribir. Pedazo de poema 🖤🖤

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Noel mayo 24, 2024 - 7:20 pm

Aquí tendría que venir Philip K. Dick a darle un guantazo a más de uno. Con todo el respeto lo digo. Se me han puesto los chuzos de punta.

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José Luis Pascual mayo 31, 2024 - 4:12 pm

Qué gran verdad.

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Daniel Aragonés mayo 25, 2024 - 6:54 am

Esa mueca se me ha puesto ya,
Porque acabo de oír una explosión
Que yo mismo he detonado.

Tiempos difíciles, no entendemos de otra cosa, y nunca serán fáciles, y lo sabes, pues de otro modo, desaparecería tu alma y esa mueca no sería sonrisa.

Un placer leerte. Al hacerlo, te escucho.

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