MIENTRAS DURE LA GUERRA (Alejandro Amenábar, 2019)
Alejandro Amenábar parece olvidarse totalmente del aire americano que buscaba en anteriores películas para abrazar un tono muy europeo en Mientras dure la guerra. Aunque el filme arranca muy bien y, pese a su ritmo lento, mantiene cierto compromiso con el espectador, hay algunas decisiones que me desconciertan. Y es que cada vez que el mensaje de la película parece decantarse hacia un lado, el director introduce un pequeño giro que desequilibra el conjunto a nivel conceptual, dejando un poco en el aire la interpretación coherente del conjunto. Esto no quita para que se refleje bien el enfrentamiento entre la racionalidad intelectual y la beligerancia del militarismo en tiempos de conflicto. Lo mejor lo encontramos en la creación que Karra Elejalde hace de Miguel de Unamuno, y en el intenso desenlace que, pese a tomarse algunas licencias, me parece un buen resumen de lo que, posiblemente, el director buscaba al rodar esta película. Mucho mejor que Regresión, eso seguro.
AD ASTRA (James Gray, 2019)
Una ciencia ficción más o menos seria y reflexiva es lo que encontramos en Ad Astra, última producción del siempre interesante James Gray. Mucho se ha hablado de la influencia de 2001: una odisea del espacio sobre la película, pero en realidad las semejanzas se quedan en la escalada estructuración de los viajes del protagonista. Veo Ad Astra como una cinta de aventuras de ritmo pausado y aséptico, pero que sabe conectar muy bien desde el inicio con el espectador interesado en este tipo de propuestas. La ambientación es magnífica y, salvo un par de detalles que le restan realismo (los piratas en la luna o la aparición de los primates), cuenta con ideas bastante estimulantes (muy acertada esa gigantesca torre de comunicación terrestre).
Con mucho de Gravity y un poquito de Interstellar, Ad Astra me parece una buena opción para amantes de la ciencia ficción menos artificiosa. Si además nos da la oportunidad de disfrutar levemente de las apariciones de dos mitos como Tommy Lee Jones y Donald Sutherland acompañando a un correcto Brad Pitt, la recomendación es ineludible.
PARADISE HILLS (Alice Waddington, 2019)
Producción española que se presentó en el festival de Sitges, Paradise Hills se adentra en terrenos distópicos con poca fortuna. Esta ópera prima de la bilbaína Alice Waddington intenta hacerse pasar por algo que no es, y para ello recurre a un reparto internacional y a un diseño de producción que, a la larga, resulta lo mejor de la película.
El guion, ya de por sí bastante flojo, se precipital al vacío cuando se empeña en volcar un taimado mensaje pseudofeminista que, a estas alturas, roza el ridículo por su ingenuidad. Poco ayuda el atroz nivel interpretativo de un elenco joven que termina arrastrando al esperpento a la mismísima Milla Jovovich. En mi opinión, un desastre que definiría como un THX 1138 mamarracho.
DÍA DE LLUVIA EN NUEVA YORK (Woody Allen, 2019)
La nueva película del infatigable Woody Allen es una demostración de elegancia y precisión. El director neoyorquino vuelve a su ciudad para rodar una deliciosa comedia que posee un evidente espíritu clásico con el que homenajea al cine de otro tiempo. Poco interesado en modas y tendencias, Allen vuelve a regalarnos una historia de amor plagada de ese cómico romanticismo tan suyo.
De nuevo, el director ofrece una lección de diálogos afilados y certeros, esta vez centrándose en un objetivo claro: el cínico mundo interno del cine.
El joven actor Timothée Chalamet se enfunda la chaqueta que en tantas películas vistió el propio Allen, recreando así una fiel versión rejuvenecida del director. Pero quizá sean la carismática Elle Fanning y la rutilante Selena Gomez las que roban la función. Una función que no deberían perderse, por si se diera el caso de que no permitan estrenar más al viejo Woody.