Ritual Román 60: La tierra hueca

por Román Sanz Mouta

Título: La tierra hueca

Autor: Beatriz García Guirado

Editorial: Aristas Martínez

Nº páginas: 192

Género: Aventura de realismo místico-mágico

Precio: 16,70€

Cuando el joven antropólogo Alexander Gorski lee en la prensa: «Los restos del explorador Alexander Gorski son hallados en la jungla de Nakajo», se ve obligado a emprender un apoteósico periplo para esclarecer el malentendido. Pronto se verá inmerso en una delirante historia de profecías y maldiciones heredadas, iracundos espíritus e inexplicables lluvias de piedras, donde la selva no es un escenario, sino una entidad, con tan buena memoria como profundo rencor; en la que habrá de enfrentarse al mayor de los peligros: él mismo.
La Tierra hueca es una novela de aventuras y un relato iniciático, en el que seguir los pasos del otro lo convierte en nuestro ancestro. Una obra que sigue la estela de Las minas del rey Salomón o Viaje al centro de la Tierra, y que nos sumerge en un universo mágico de la única forma en que puede hacerse: con el leguaje de los mitos.

 

CRÓNICA AL NO CENTRO DE LA TIERRA

Caigamos en la novela cual pozo abisal…

Alexander Gorski es quien es, y se define a través de su pasado, el cual le mueve hacia el futuro. Un impulso de fuerza irrefrenable siguiendo los pasos de su otra mitad, en la que siempre quiso tanto verse reflejado como convertirse. Un personaje que se descubre fallecido en la prensa, sabiendo que no es él, sino su mejor amigo y némesis; Gustav Valiente. Quien ha jugado al triángulo amoroso sin amor con su tercera pata, Helène, esa amiga, mujer y madre que dejan atrás, primero uno y luego otro. Porque decide salir a su reencuentro, para comprobar su muerte certificada y concederse de nuevo la vida, demostrando que, por una vez, puede ser mejor que él, llegar antes, ser el primero en su competencia particular. Aunque ya le haya ganado la carrera al otro mundo. Todo ello, a través de una sucesión de junglas y ríos que son varios mundos.  

Nos enfrentamos a una novela llena de misticismo, donde toda palabra, frase y construcción tiende a reflejar un símbolo y contiene un mensaje intencionado, pues así de elaborado y enrevesado (para bien) es el estilo que define la autora para esta particular obra. Mezclando de forma premeditadamente caótica presentes y pasados, identidades variadas para presentarnos el total de los personajes en danza, fusionándose, en ocasiones, unas personalidades con otras. Al auspicio de la propia naturaleza o del destino al que siempre fuimos y seremos sometidos; porque tenemos uno que alcanzar, lo queramos o no. Ese tono chamánico con el que se nos cuenta la historia nos va adentrando poco a poco, desde el convencionalismo de la sociedad y las relaciones, los intereses empresariales enfrentados a los penúltimos reductos conocidos (desconocidos existen muchos más) de lo tribal e indígena, hasta un mundo que se encuentra más allá, no solo debajo de nuestros pies, sino también al otro lado del velo; una frontera que se debe cruzar en voluntad y concordia. Y vamos con alegría, quizá un poco confusos por el verbo que nos lleva de la mano, pero deseosos de saber, descubrir qué nos puede aportar que todavía no conocemos.

Y cuidado, porque esto es virtud, pero según las expectativas despertadas por el sugerente título puede ser defecto: La tierra hueca. Quiero dejarlo claro bajo criterio personal, pues se puede confundir con ensayo, teorización o manual de mistificación, cual Las Nueve Revelaciones, según se empiezan a leer los primeros capítulos, o a modo de aventura clásica, tipo Jules Verne, por título y sinopsis. Y no lo entiendo de tal manera, ni en una ni en la otra dirección. Pues se trata de un viaje experimental y existencial. A través de un bosque y de varias vidas y ríos que se entrelazan. Pero no esperéis una expedición de la aventura por cavernas y descensos (más allá del introspectivo, porque el ser humano no tiene fondo hueco), encontrado dinosaurios u civilizaciones perdidas (y de estas últimas sí tenemos alguna muestra en el texto) hasta el maravilloso y todavía no descubierto centro de la tierra, donde se cultivan flora y fauna diversas, hogar de culturas primordiales y olvidadas. Leemos una fábula que combina estos elementos y muchos otros dentro de una narrativa propia, original, emocional, incluyendo mitos y leyendas, saberes antiguos que despiertan tras eras soterrados, ignorados tanto en la tierra como en la memoria. Embrollar ambos periplos, ambos conceptos que aquí fluyen, pueda dar lugar a equivocación. Se apuesta por lo místico, por la mente abriéndose paso a través de foresta y creencias, descubriéndose a sí misma a la vez que descubre y reinventa todo lo demás. Porque la revelación irrumpe en catarsis, tras indagar sin descanso por ese no hermano, para darse cuenta que el origen de sus inquietudes estaba en las raíces, y la solución, en la herencia. Con oposición soberana hasta alcanzar dicha verdad.

Realizada tal declaración, que supone un halago, remarco; es una obra para cafeteros, aceptando sus premisas, entrando en acuerdo y propósito con la autora, pues esto es una aventura, y a la vez un ejercicio de descubrimiento. Como también es muy poderoso el mensaje de la defensa de la tierra, de lo verde, de la naturaleza. Interrumpir esa intrusión y devastación tan humana. La evolución involutiva.  

Hasta el desenlace, único posible entre un infinito de probabilidades. Te avalancha. Ya que esperas lo cíclico, la sorpresa inesperada. Y no diré más. La tierra siempre vuelve y devuelve. Quedaos con la estética preciosista en la prosa con la que narra y subyuga. Es una marca de estilo. Un hilo a seguir.

Conclusiones; novela de lenguaje evocador y envolvente, escogido para su atractivo sonoro, para su empatía con el entorno y la atmósfera que recrea. La historia que cuenta es capaz de alcanzarte a poco que tengas varias capas de profundidad y asuntos no resueltos (traumas) con los pasados, con las interrelaciones, con la afirmación del yo, con el futuro. De claro mensaje naturalista. Y, además, narra una aventura, aunque no la clásica que estamos esperando y ya conocemos. Pero desde luego, nos podemos deleitar con ella siempre que sepamos el tipo de libro que vamos a leer. Y si te adentras a ciegas, tampoco te vas a equivocar, pues realizarás un interesante recorrido.

 

Pd: leed con atención las palabras de la autora al concluir la novela, su génesis. Tiene mucho que contar. Ya la sigo de cerca, entre la niebla de otro mundo.

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