Thomas Vinterberg sigue añadiendo títulos excepcionales a su carrera con Otra ronda, comedia dramática que narra el experimento que cuatro profesores llevan a cabo: aumentar el nivel de alcohol en la sangre para intentar mejorar sus vidas. El carisma de los personajes y el tono sarcástico de muchos tramos convierten a la película en una de esas producciones que te ganan para la causa desde el principio. Esperaba encontrar un contenido mucho más dramático, pero el director ha optado esta vez por un tono de comedia que no le resta poso al conjunto. Una vez más, Mads Mikkelsen —y el resto del reparto, ojo— está excepcional. No sé si es película de Oscar, pero sin duda es muy recomendable.
Demoledora propuesta mexicana que demuestra el brutal impacto que pueden tener las distopías a la hora de interpretad la actualidad y abrirnos los ojos. Lo más perturbador de Nuevo orden, más allá de su crudeza, su falta de concesiones, su planteamiento de lucha de clases o su cruel visión de la depredación humana, es la verosimilitud de su desarrollo. Vivimos circunstancias que nos llevan a ver la película como algo posible y probable, y eso asusta. Si le quitamos la poesía que tenía Parásitos y la piedad que mostraba A ciegas (Fernando Meirelles, 2008), nos queda esta historia inmisericorde que es, por derecho propio, una de las piezas más recomendables del año. Fascinante.
Minari es un drama costumbrista que, de alguna manera, funciona como un slice of life en el que el espectador es arrojado a las interioridades de la vida cotidiana de una familia coreana. La película, que toca el tema de la reconexión con la naturaleza y también el de las elecciones que afectan a la unidad familiar, funciona como pieza sobria y emocionante por momentos, pero en el camino se olvida de conectar con el espectador. Lo inconexo de sus pasajes, y cierta falta de impacto real en su desarrollo, lastran para mi gusto su resultado final. El reparto está muy bien y la premisa interesa, pero le falta trecho para llegar a ser redonda.
Thriller francés que transita entre el Fargo de los hermanos Coen y Pulp Fiction (en cuanto a la utilización de una estructura de historias que se entremezclan) pero que consigue imprimir un sello europeo con personalidad propia. La investigación alrededor de la desaparición de una mujer va desenvolviendo poco a poco una trama que sorprende por sus enrevesados y nada previsibles giros. Es probable que ahí se encuentre lo mejor y lo peor de Solo las bestias, pues los volantazos en el guion pueden hacer que algunos espectadores salgan despedidos. Personalmente, aplaudo su apuesta por la originalidad y por incluir un cierto componente de crÍtica social bastante ácido. Buena y recomendable película.
José Luis Pascual
Administrador