SAVAGELAND (P. Guidry, S. Herbert, D. Whelan, 2017)

Una de mis primeras entradas en la extinta web Terror.Team fue la crítica de Savageland, película que gracias a sus autores pude ver antes de que llegara a distribuirse. A pesar de tratarse de una producción terminada en 2013, su exhibición se limitó a un puñado de festivales en Estados Unidos hasta que hace pocos meses Terror Films la puso en el mercado. Con la cantidad de películas de género que llegan a distribuirse, e incluso a estrenarse en Europa, parece increíble que productos tan bien acabados como «Savageland» tengan que buscar su suerte con tanto empeño.

«Savageland» es un falso documental o mockumentary que investiga la extraña muerte en una sola noche de todos los habitantes de una pequeña localidad fronteriza. Las autoridades dan por zanjado el caso al arrestar a un mexicano, único superviviente de la fatal matanza, y acusarle de asesinar a sangre fría a todos sus vecinos. Sin embargo, las fotografías realizadas por el acusado durante esa noche revelarán una verdad mucho más inquietante.

No voy a desvelar ningún spoiler sobre la trama más allá de la sinopsis, tan sólo diré que hasta que no se empieza a hacer evidente el misterio en torno a los asesinatos, la película es prácticamente indistinguible de un documental auténtico. El trío de directores formado por Phil Guidry, Simon Herbert y David Whelan ha logrado dotar a su creación de una autenticidad brutal, trasladando con éxito esquemas que hemos podido ver en recientes producciones de gran impacto como la docuserie Making a murderer.

La incisiva crítica social que desprende «Savageland» durante su inicio (aunque en realidad está presente durante todo el metraje) hace que su credibilidad sea inusualmente alta para una película de género. Aunque hemos visto aproximaciones similares que buscaban la verosimilitud en la narración (me viene a la mente The Bay de Barry Levinson), el perfecto acabado y el estudiado ritmo hacen que «Savageland» destaque sobre el resto. Evidentemente, esto puede verse comprometido a medida que se va desvelando el elemento “fantástico”, pero la forma de introducirlo me parece sumamente original. Y es que, en lugar de enseñar el típico “metraje encontrado” propio del found footage más genérico, los sucesos se nos van mostrando a través de una serie de fotografías tomadas por el personaje superviviente. Dichas fotografías se convierten en lo mejor de la película y en su elemento diferenciador. Si entramos en su juego, podremos comprobar en nuestras propias carnes lo escalofriantes que pueden resultar algunas de estas imágenes utilizadas como método narrativo, destacando unas últimas fotografías que me pusieron la carne de gallina literalmente. Parece mentira, pero es alucinante la ambientación que puede lograrse con unas simples fotografías cuando hay un guion bien construído detrás. Sin embargo, hay un pequeño pero, y es que se ha utilizado el recurso de emborronar partes importantes de las fotografías a fin de crear un efecto de movimiento inquietante, con el que resulta difícil comulgar en algunas de las instantáneas. Sin embargo, creo que esto no le resta mérito a la propuesta.

Tal vez más criticable sea la introducción de un innecesario epílogo que traiciona un poco la estructura narrativa, aunque es un error perdonable al tratarse de una ópera prima.

El reparto está formado por caras poco conocidas, lo cual ayuda a forjar ese marchamo de autenticidad que desprende la película. Sin embargo, hay un par de curiosidades respecto al elenco, y es que los directores han introducido al escritor Lawrence Ross para hacer de sí mismo, y al legendario guionista de cómics Len Wein (co-creador de La cosa del pantano) en un curioso papel.

«Savageland» supone una gratísima sorpresa para los amantes del found footage y el mockumentary gracias a su original puesta en escena y a una conseguida atmósfera que destila una gran verosimilitud.