“Se detiene en firme ante el portal de su bloque. Ya han colocado los cristales. Relucen. Nuevos e impolutos. Y la silueta está allí, como pintada en un papel cuadriculado con un lápiz débil. El caleidoscopio de la calle la marca como un grabado y la colorea, la difumina. Pero está allí”.
Dicen los que tienen un trabajo que requiere un fuerte compromiso físico que un puesto de oficinista es todo un lujo. Estar todo el día sentado delante de un ordenador realizando tareas administrativas parece ser una especie de extraña lotería para aquellos que no lo conocen. Sin embargo, cuando llevas muchos años trabajando en un empleo de estas características, te das cuenta de que en ocasiones la oficina adquiere tintes demasiado poco positivos, convirtiéndose en un lugar que posee algo de fantasmagórico, de espectral, de irreal. Y muchas veces la atmósfera de ese espacio cerrado se densifica transformándose en un ente etéreo que sabe mucho de robar energía a quien allí intenta desempeñar su labor.
Pero creo que estoy divagando, perdónenme. El caso es que, tristemente, a todo aquel que haya trabajado el tiempo suficiente en una oficina, le resultarán familiares algunas de las estampas que recrea José Torres Criado en Imagen Corporativa.
El relato de Torres Criado, publicado en la interesante colección de novelas cortas Soyuz de Ediciones El Transbordador, pone las cartas sobre la mesa desde su mismo inicio. En él encontramos a Santana, un repulsivo y manipulador subdirector de una empresa que no duda en humillar a sus trabajadores ya sea en aras de la productividad o por mera diversión. Tras conocer que Beatriz, antigua empleada, se ha suicidado, un elemento extraño se colará en la vida de Santana, convirtiendo su existencia en un suplicio.
El tono del relato discurre en todo momento por la senda del terror. Un terror que, en esta ocasión, recoge elementos de historias del tipo que encontrábamos en series como En los límites de la realidad o Creepshow (tal vez con menos truculencia pero con la misma mala leche), y los mezcla con un humor muy negro que sirve como ácida crítica a algunos aspectos de nuestra sociedad. Bajo mi punto de vista, José Torres Criado consigue algo muy meritorio con «Imagen Corporativa», y es que, pese a desvelar su gimmick con mucha antelación, el relato no cae en ningún momento en el desinterés de cara al lector. Más bien al contrario, uno encuentra cierto disfrute en las andanzas cada vez más lastimeras de un personaje tan odioso como Santana. Dicho de otro modo, «Imagen Corporativa» nos proporciona la venganza que más de una vez hemos soñado contra nuestros jefes. Y es que el texto transmite con bastante destreza la espiral de confusión, locura y obsesión en la que el protagonista cae preso. Algunas de las repeticiones que utiliza el autor se antojan como un recurso muy acertado en este sentido, y contribuyen a añadir peso a la condena del personaje.
Gran parte de la fuerza de este perverso cuento radica en la figura de su protagonista, que deviene en un Quijote desquiciado, un Mr. Scrooge pasado de vueltas que de repente se ve inmerso en un infierno personal del que no es capaz de salir. Su incapacidad para afrontar y comprender lo que le sucede nos puede traer a la memoria al personaje del célebre cortometraje La Cabina, pues su inquietante realidad solo parece ser visible para él. Todo ello nos da como resultado una certera metáfora sobre cuáles son las verdaderas aptitudes de aquellos que ostentan el poder.
Al final, «Imagen Corporativa» es un puñetazo al rostro empresarial, así como un ataque algo más sutil al servilismo propagado por miedos racionales. Pero que nadie se lleve a engaño, porque lo que cubre todo ello es un potente relato de terror, un cruel chiste de los que congelan tu sonrisa cuando adviertes sus implicaciones y la convierten en una mueca grotesca. José Torres Criado te muestra esa mueca reflejada en un espejo. O en una ventana. O en un charco. O en un monitor. O en el pomo de una puerta. O…
2 comentarios
Como alguien que hace trabajo administrativo y disfruta mucho de las historias de terror tengo que reconocer que este libro me dejó intrigado.Muy buena reseña y ya mismo la agrego a mi lista de libros pendientes.¡Un abrazo grande y nos leemos!
Hola, Marthis! Pues seguro que te gusta, yo también trabajo en oficina y algunas de las situaciones que se plantean me recuerdan a momentos que he vivido allí. Por suerte, otras no, jajaja!Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo!