Aunque aún estamos inmersos en los recovecos de Hill House, puedo anunciar ya la próxima lectura de la que daremos buena cuenta en este Club. Siguiendo nuestra tónica habitual de alternar obras clásicas (o que acumulen ya un cierto número de años desde que se publicaron por vez primera) y actuales, hemos elegido un título que vio la luz hace apenas un mes: Cuando el diablo se aburre, del escritor madrileño Ignacio Cid Hermoso.
Además de colaborar en diferentes antologías de relatos grupales o propias, Ignacio Cid (1985) ha publicado con anterioridad novelas como El osito cochambre, Nudos de cereza, Gespenst, Anoche, mientras te observaba o Todas las mujeres muertas. Tras cultivar diferentes géneros como el thriller, la novela negra o el terror, «Cuando el diablo se aburre» es la primera colaboración del autor con la editorial Dilatando Mentes. La novela promete presentar un terror sumamente real, ya que dentro de su trama se utilizan un par de espeluznantes casos reales pertenecientes a la crónica negra española. A partir de ahí, la ficción y la realidad se van a mezclar para dar lugar a un cóctel que promete ser muy inquietante.
Un thriller oscuro, duro, de los que dejan un poso amargo en el lector que, a pesar de ser ficción, se basa en dos hechos verídicos (de dos períodos temporales diferentes) acontecidos en nuestro país para tejer su historia: por un lado, el fatídico bombardeo de Durango; por el otro, el crimen de tres jóvenes a las que se les privó de la vida cuando todavía eran unas niñas.
Durango mudó la piel bajo las bombas, y del magma de la sangre y del fuego nacieron monstruos. Uno de esos monstruos deshilachó de un plumazo las seguridades adquiridas durante los años que pasaron desde la Guerra hasta los convulsos inicios de los años 90. Lo hizo con un hacha, sembrando de carne dispersa la Casa Velasco y fulminando para siempre la escala de perversión y atrocidad que las gentes de España serían capaces de tragar a partir de entonces. Como siempre, a la patética versión oficial de los hechos le pegaron un centenar de vuelcos, todos bañados en salsa rosa, que no hicieron sino deslegitimar la posibilidad de que nada de eso fuera verdad. Se escribieron muchos libros sobre mentiras con patas, pero España tragaba, siempre lo hizo y siempre lo haría. Ahora, Ezequiel, un escritor de novela barata a quien nadie habría de escuchar, tiene la oportunidad de demostrar que aquello fue una falacia. Que los asesinatos del Monstruo de Durango son un árbol con mil ramas de las que muchas fueron mutiladas, y de las que algunas siguen arañando la oscuridad. Para ello, cuenta con algo con lo que nadie había contado hasta entonces. Sin embargo, el precio de la verdad es demasiado alto como para luchar por ella. Cuando uno se atreve a sumergir la cabeza hasta las profundidades abisales del alma humana, la cuenta se suele pagar con miedo. Y con mucha más sangre.