Una moneda en un raíl, una moneda aplanada. Así comienza este misterio, con un temerario juego infantil. Esas vías de tren, cerca de la Casa de los Suicidios, serán parte de la clave y atmósfera de esta gran novela que me ha descubierto a Charlie Donlea, y bienvenido sea.

No voy a desgranar sobre el argumento en exceso, pues creo que la amplia sinopsis ya deja claro el tema del manuscrito. Pero sí quiero hacer referencia a algunos de sus puntos fuertes, aquellos con los que genera el enigma a resolver por el lector (y ojo, amigo, amiga, aunque yo en mi torpeza no supiese sobre el o la culpable hasta el final, una gran escritora de novela negra lo adivinó antes del ecuador del texto, así que, os desafío, te desafío). Pero al grano, que hice una promesa en el primer ritual de esta nueva serie.

• Primero, el reparto es coral. Pese a que la personaje protagonista pueda considerarse Rory (muy parecida, sin que ello sea ni bueno ni malo ni plagio, a la Holly de Stephen King), son múltiples los actores y actrices secundarias que tienen predominancia en una parte u otra de la novela, dando eso una gran riqueza y frescura al avance de los capítulos por…
  
  

• La breve extensión de los mismos. Aunque la novela sea relativamente larga (que deviene en lectura rauda), esos fragmentos breves donde saltamos de una escena a otra, en este tiempo o aquel, nos mantienen enganchados, sin la capacidad para cortar el flujo, alentando la agilidad y la degustación de la misma durante un capítulo más, solo uno más, y luego otro. Gran virtud que creo debe poseer la literatura moderna.
  
  

• El mantener la intriga. Los continuos giros no conceden descanso para las teorías que vamos formulando acerca del desenlace, subiendo y bajando la tensión, las revelaciones, con una cadencia que resulta positiva para la novela, cuasi mezclando momentos de terror (o algo así), con ese thriller que domeña el paisaje.
  
  

• Porque el desenlace, aunque pueda o no sorprender, es justo, adecuado, trabajado, conseguido con verosimilitud, respeto y credo para la historia y con el lector o lectora (lo cual es raro, conociendo todos los tochos que prometen mucho pero se desinflan al final).
  
  

• Y eso se debe a una trama original, fresca, dentro de lo refrito del tema de los y las asesinas y asesinatos, y al carisma de varios de los protagonistas, que nos resultan veraces y cercanos pese a sus motivaciones y actos.

Entonces, querida lectora y lector, estamos de acuerdo, el argumento es fiable y adictivo, ya que la prosa acompaña, el estilo del autor se devora con fruición, contando lo justo, ocultando lo justo, con pliegues pero sin trucos o trampas, ausencias o excesos. Los personajes son intuitivos y muy elaborados, incluso los menos referentes dentro de la historia. La atmósfera se logra a base de ese escenario cumbre que supone la Casa de los Suicidios y las cercanas vías del tren (verdadero lugar donde se suicidan). Y existe un componente ritual de secta de creepypasta, como es el Hombre del Espejo, sobre el que no podemos no especular, imaginar, hacer más grande y terrible, como Oz (guiño guiño).

Certifico entonces, según mi propio criterio, que será el tuyo, las bondades de la novela, de la Casa de los Suicidios, y de su autor, que entra por la puerta grande entre mis favoritos (ojo, es una lectura amable, no esperes magnificencias ni similares). Se mueve en lo oscuro dentro de ese tono narrativo notable, y sus investigaciones, saltos, multiplicidad y pesquisas. Atrapa la atención y no la suelta. Y se equipara, sin problemas y superando, a la mayoría de lanzamientos bodrio que vemos en las librerías. Así que, aciertas, La Casa de los Suicidios deviene en apuesta segura, con el suspense garantizado para los aficionados y los profanos. Bienvenidos, quizá conozcáis al Hombre del Espejo, quizá no, pero vais a pasar un rato intrigante entre sus páginas, con sus desvelos.

A leer.

Pd: una compra auspiciada por mi querida Lorena, a quien le debo agradecer la lectura. Siempre gracias. Vamos a por más.