Título: Pistuví
Guion: Merwan
Dibujo: Bertrand Gatignol
Editorial: ECC
Nº de páginas: 192
Precio: 20 €
La inocencia y el miedo. Dos emociones y fases vitales que van inextricablemente unidas y que suponen el primer punto de giro de nuestras vidas. Cuando somos niños, todo a nuestro alrededor se despliega como un gigantesco campo de juegos en el que hay mil estímulos, mil maneras de pasar el tiempo, mil peligros inocentes. Nada nos da miedo, pero a la vez presentimos una sombra que poco a poco va cobrando cuerpo hasta que nos atrapa y nos hace crecer. Adiós, inocencia.
Incontables obras han tocado el tema de la pérdida de la niñez, pero pocas habrán adoptado un tratamiento similar al de Pistuví. Lo que se nos ofrece es un nuevo país de las maravillas, un mundo original en el que una niña y un zorro pequeño conviven en una casa en un árbol, mientras alrededor pájaros gigantes se posan a beber en lagos, un tractor del tamaño de una montaña adecenta el terreno y el viento toma la forma de una bella mujer. Es un universo original, repleto de normas diferentes pero colmado a la vez con reminiscencias que nos resultan reconocibles. En tal decorado, asistimos a las aventuras de los personajes y a un leve pero gradual crecimiento del miedo en su interior.
Es difícil enmarcar esta obra dentro de un género o tono. Debido al estilo de dibujo, y a cómo se desarrollan las pequeñas tramas, podríamos caer en la simpleza de decir que Pistuví es un cómic infantil, pero a medida que las páginas avanzan queda claro que hay algo más, algo que entronca con emociones netamente adultas, tales como el sentimiento de pérdida o la reticencia a dejar entrar en nuestra vida a aquel que es distinto. No es sencillo plasmar aquí todo lo que este cómic transmite. Hay que leerlo.
El guion de Merwan es indisoluble del dibujo desplegado por Bertrand Gatignol. Juntos, los autores franceses crean una fábula que discurre rauda gracias al dinamismo de la narrativa visual y a la economía de diálogos. Esto no resta profundidad a la obra, más bien al contrario, logra emocionar a través de las imágenes de un modo que no muchos cómics alcanzan. El estilo visual es muy cartoon con toque manga, prestando una gran atención al detalle y mostrando una mitología arrebatadora, tanto conceptual como visualmente. Es una delicia observar el diseño de los pájaros, el mecanismo del hombre-tractor, los diminutos animalejos que aparecen por doquier, la increíble gestualidad de la niña… Y todo ello en blanco y negro. Imaginar este cómic en color es un sueño.
Con ecos lejanos del universo de Hayao Miyazaki, Pistuví se mueve por terrenos cercanos a los de esa perturbadora maravilla que fue Preciosa Oscuridad, aunque adoptando aquí un ángulo mucho más luminoso. Puede parecer que a veces los capítulos quedan incompletos, pero al final la obra imita a la vida, limitándose a contar momentos importantes y las sensaciones que transmiten. Estamos ante otra de esas obras europeas que pasaron inadvertidas ante la avalancha imparable de novedades, pero que bien merece vuestra atención si la encontráis de saldo.
José Luis Pascual
Administrador
1 comentar
Reseña muy interesante. Es más, en Efialtes toco ese tema, poco explotado en cuanto a la pureza de la Inocencia, mezclada con el terror.