Korede es una enfermera enamorada de su médico jefe. Ayoola, hermana de Korede, es una bellísima joven ante la que cualquier hombre cae rendido. El problema de Ayoola es que en su interior late un instinto asesino que la lleva a matar a sus amantes. El conflicto estalla cuando Ayoola se encapricha del amor platónico de su hermana.
A través de pequeños detalles, muy sutiles, la autora dibuja un trasfondo social nada halagüeño, escondido debajo de la trama pero haciendo el suficiente ruido como para saber que está ahí. Lo vemos en el personaje de la criada, en el comportamiento corrupto de un policía de tráfico, en la taimada confesión de que un poco de dinero basta para “movilizar la profesionalidad” de la policía.
Aunque la historia principal pueda hacer pensar que estamos ante un thriller o incluso ante una novela de terror, el tratamiento que hace la autora la acerca mucho más a la comedia negra, muy negra, aun admitiendo tintes trágicos salpicados aquí y allá.
Formalmente, la novela cuenta con una serie de virtudes. Oyinkan Braithwaite opta por narrar utilizando capítulos muy cortos, lo que facilita una lectura tremendamente ágil que se beneficia, además, de estar contada alternando con acierto tiempo presente y pasado. La estructura es desordenada, con continuos saltos adelante y atrás en el tiempo, cosa que hace que vayamos poco a poco generando el dibujo completo de la historia y enganchándonos a las distintas subtramas que siempre se sienten como una sola. A esto hay que añadir que todo se concentra en menos de 200 páginas, hecho positivo ya que creo que una mayor extensión podría haber dañado el relato.
2 comentarios
Me lo pase muy bien con este libro. Una tarde de lectura de lo más agradable, en esta especie de culebrón repleto de asesinatos que encierra más de lo que parece 🙂
Sí, recuerdo leer tu reseña antes de leer la novela. Curiosamente, me da la sensación de que es un título que no ha tenido la repercusión que se esperaba. Pero al igual que tú, disfruté bastante su lectura.Un abrazo.