“¿Es esto el fin del mundo?”
Devastación. Pocas veces un título es capaz de condensar en una sola palabra el profundo interior de la obra a la que da nombre. Magnífica traducción del original Laid waste, la devastación del cómic de Julia Gfrörer escapa de las viñetas y las páginas para meterse en la piel del lector, como si fuera una enfermedad infecciosa y letal para la que no existe ningún remedio.
Devastación comienza con una mujer acunando a un bebé. Alguien la visita, y se entabla una conversación que gira alrededor del bebé, una niña. Cuando, después de tres páginas, se nos desvela la identidad de los visitantes, empezamos a comprender los parámetros por los que se mueve la obra, así como su dimensión. Este inicio entronca con el Bergman de El séptimo sello, pero también con La Bruja (The Witch) de Robert Eggers, y es un modo tremendo de establecer la intención de la autora, ya que en estas primeras y sobrias viñetas encontramos el esbozo de todo lo que Julia Gfrörer creará a continuación: una historia críptica con fuertes dosis de simbolismo, pensada para llegar a las entrañas del lector.
Con una conveniente economía de medios, Devastación nos sitúa en una época medieval, vertebrándose alrededor de la pequeña comunidad en la que vive Agnes, una joven mujer que parece inmune a las plagas y pestes que asolan la región. Tanto Agnes como el resto de habitantes malviven con la presencia constante de la muerte en sus hogares, y ahí encontramos uno de los aspectos que más impactan del cómic: la terrible naturalidad con que los personajes asumen la desaparición de sus seres cercanos, sin que apenas tengan tiempo o herramientas para llorarlos. Esa frialdad contrasta con las convicciones religiosas de la época, que se reflejan en la devoción de Agnes por una Santa, pero viendo las míseras condiciones de vida de los personajes podemos llegar a entender su comportamiento ante la pérdida. Todo ello queda retratado de una manera excepcional por Julia Gfrörer, siempre proporcionando la mínima información posible para que seamos nosotros quienes integremos el dibujo completo de la historia, a veces aportado por detalles que parecen secundarios.
Gfrörer huye de registros convencionales, de fuegos de artificio y de color, generando un microuniverso sombrío en el que vida y muerte apenas muestran diferencias. El pesimismo inherente a las circunstancias en las que se desenvuelven los pocos personajes impregna cada una de las viñetas, aunque se reconoce cierta mentalidad mística en la devota Agnes. El decorado que vemos a través del cómic parece más cercano a un mundo postapocalíptico que a la época medieval, y también ahí se permea esa sensación de inclemente desolación. Terribles son las viñetas en las que unos perros juegan con restos de cadáveres, gran metáfora de la deshumanización que también podemos percibir en los personajes humanos.
Como autora completa, Gfrörer confiere a su obra un aspecto especial. Su trazo es claro, pudiendo recordar al del genial ilustrador Edward Gorey, pero el estilo de dibujo es seco y austero, algo que empasta perfectamente con el tono de opresiva pesadumbre que se apodera del relato. De nuevo, la autora no necesita tirar de grandes alardes para transmitir y narrar, y se basa en una estructura simple de 2×2 viñetas en cada página.
Buscando más allá de lo evidente, las manos de los personajes alcanzan una omnipresencia significativa, y a su manera también narran la historia. Julia Gfrörer culmina este detalle con una estremecedora serie de viñetas cerca del desenlace, en las que une y contrapone las manos de Agnes y de Giles, la de ella impoluta, la de él llena de pústulas y mugre. Es una manera poco habitual de narrar, pero expone a las claras el enorme talento de la creadora.
Como a menudo sucede con las grandes obras, es probable que la primera vez que pases la última página de Devastación sientas una mezcla de extrañeza y confusión. No te preocupes, es algo normal. La propuesta de Julia Gfrörer está diseñada para ello. Primero por esa tremenda economía de medios que la autora dispone a todos los niveles, acogiéndose a la corriente mumblecore de minimalismo y autenticidad en sus personajes. Segundo, por la tétrica pero luminosa ambientación que preside todo el cómic, y que se ve extrapolada al casi indiferente comportamiento de los personajes ante situaciones terribles. Y tercero, por la mezcla de todo ello bajo una tonalidad de absoluta desesperanza.
La propuesta es dura, y habla de conceptos como lo inevitable y la resignación ante la pérdida. Pero en medio de tanta aridez, hay un pequeño espacio para la esperanza, para el posible nacimiento del amor aún encontrándose enterrado en una fosa común.
Publicada originalmente por la editorial Fantagraphics, es de agradecer su aparición en España en lo que supone la puesta de largo de Alpha Cómic, sello de la editorial Alpha Decay dedicado al noveno arte. Su apuesta por la calidad está garantizada con este tipo de obras.
Es este uno de esos cómics que lanza un hechizo que, posiblemente, no surta efecto en todos los lectores. Pero si eres uno de los elegidos, como la Agnes protagonista que es capaz de sobrevivir rodeada de enfermedad y muerte, Devastación te impactará con su seca crudeza y con la germinación de una cierta esperanza en la peor situación imaginable.
2 comentarios
Tiene una pinta absolutamente tremenda. Ya cuando lo vi para las novedades del mes quedó apuntado a fuego en mi wishlist. Espero que pueda hacerme pronto con él. Un abrazo 🙂
Estaré atento a tu reseña, espero que te guste tanto como a mí.Un abrazo!