Ritual Román 132: El fuego

por Román Sanz Mouta

Título: El fuego

Guion y dibujo: David Rubín 

Editorial: Astiberri

Nº páginas: 256

Género: Drama apocalíptico de ciencia ficción

Precio: 35 € 

SINOPSIS

Un inmenso asteroide se aproxima a la Tierra en trayectoria de colisión. Alexander Yorba, un afamado arquitecto de mediana edad, es el encargado de idear y levantar con urgencia una colonia lunar para asegurar la pervivencia de la humanidad ante el inevitable desastre.

Inmerso en dicha construcción, se le diagnostica un tumor cerebral en fase terminal; apenas le restan de vida los mismos meses que faltan para que el asteroide colisione con nuestro planeta. Este dramático hecho hará que se replantee su propia naturaleza profesional y personal, lo que le lleva a renunciar a sus labores en la colonia para reunirse con su familia, con la que apenas tenía contacto.

Una decisión que desencadenará una serie de fatídicos acontecimientos que dañarán el crédito profesional y la vida familiar de Alexander, condenándolo a vagar en una dramática, visceral y reveladora odisea por diferentes lugares del mundo; una desesperada carrera hacia el fin de los tiempos, contra la muerte, la locura y su propia y atormentada conciencia.

RITUAL

¿Puede la oquedad existencial de un humano compararse al vacío del cosmos, al final de la existencia? ¿Cuánto importan nuestros actos cuando lo perdemos todo, quizá debido a ellos? ¿Cómo de importantes somos para la realidad, para presente, pasado y futuro? No existen dos personas iguales, no se toman dos decisiones paralelas, similares…

Muchas cuestiones plantea la nueva novela gráfica del genial David Rubín, con sus artes habituales al dibujo, y con un argumento que mezcla apocalipsis, ciencia ficción y existencialismo e incluso dosis de filosofía y sucio realismo en esta y otra era.

Vemos, a dos bandas, el periplo de un hombre, ejemplar, maestro en su labor de arquitecto, premiado, referente, padre de familia. Junto al reloj de cuenta atrás para la explosión del planeta tierra al colisionar en apenas meses un inmenso e inevitable meteorito contra nosotros, ellos, la tierra.

Tic

Tac

Tic

¿Inevitable? ¿Qué no haría, de qué no sería capaz el ser humano para su egoísta preservación?

De esto también nos habla el autor, cómo la moralidad y los valores tornan en función del interés personal, de la fama y la gloria, antepuesta incluso a la familia. Pues el protagonista, Alexander Yorba, está diseñando una ciudadela en la Luna para la supervivencia de la humanidad, pero ¿cuánta humanidad? ¿Cómo escoger a aquellos merecedores de la salvación, de la extinción plena? Seguro que ya lo has adivinado.

No quiero adentrarme más en la trama y el guion, magníficos, lesivos, críticos con nuestra cultura. Porque avanza la historia con muchas viñetas duales, a todos los tamaños, con ese color incisivo tan característico del escritor e ilustrador que nos brinda tamaña obra en formato espectacular, por forma y fondo, de peso, calidades y dimensiones que merecen la pena atesorar. Porque ese caer de los días hasta el apocalipsis pesan sobre nosotros, notaremos cada hora, cada día, cada mes.

Su dibujo ya lo conocemos, virtuoso, realista desde un tinte barroco, con los colores y tonos dependiendo del ánimo y del ritmo de la acción. Usando los bocadillos, sean narrativos o dialogados, justos para que su velocidad se vaya incrementando de la mano de la tensión, con momentos de calma, pues, en ese ciclo de meses desde la aparición del meteorito (quizá el mismo nacimiento de Yurba), hasta la eclosión sobre el orbe terrestre allende esperanza una vez fracasado el plan de ataque al meteorito (repito, esto es más relista que una película, aunque puede que nos salvemos…), vemos que se desarrollan varias vidas en una acompañando al protagonista, un hombre que es obligado a la nada, y luego se impone esa misma vacuidad para un ejercicio pleno de autoconocimiento, quizá de perdón, quizá de redención. Sin dejar cabos sueltos, siendo coherentes, guionista y personaje. Y, por supuesto, con esas Splash-Pages tan habituales que nos dejan conmocionados por la belleza y lo crudo del total y cada detalle.

Para ir terminando, el cómic, que trasciende los cómics, resulta espectacular, impactante, duro, cruento, veraz. Respeta los tiempos apelando a la inteligencia y empatía de lectores y lectoras (tú, que ya necesitas este tocho y no lo sabes). Decisiones o los errores y ausencia de las mismas, egos, mentiras, conflicto, amor y desamor, tecnología, inventos improbables, estratos, locura y una caterva de sensaciones, emociones rodeadas del dibujo más adecuado para las mismas que fluyen en la retina, de tal manera que puedes disfrutar de la novela incluso sin palabras, así de sólido resulta el guion, de impactante, de sobresaliente desde lo triste de su concepción, una esencia dramática no carente de espectáculo, porque cada persona es un pequeño cuento que alberga todos los géneros, solamente debes saber narrarlo.

Insisto; conmueve, tiene sabor visual a clásico moderno, a obra de culto. Mi enhorabuena al autor, David Rubín. Solo queda desearte que la disfrutes tanto como yo, querido lector, querida lectora. A ello.

 

Pd: las imágenes se impregnan, los colores poblarán tus sueños.

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