Título: Edolón Zero
Autor: Sam G.C.
Editorial: Impresiones Privadas
Nº páginas: 320
Género: Space Opera
Precio: 25€
EDOLÓN ya no es un PARAÍSO. La luna-ciudad, lugar de retiro para la élite terrestre, se ha convertido en una zona cero. Cuando la nave Hermes aterriza, solo dos pasajeros consiguen sobrevivir: el androide doméstico T1N, un polizón en busca de su creadora y DOTTY, una muchacha rebelde que busca su lugar en el universo.
CRÓNICA
Esta novela, una suerte de entretenida Space Opera (deben serlo todas, entretenidas) plena de trasfondo sobre una crítica social futura (con lo que hacemos estamos eligiendo nuestro tipo de extinción), tiene dos partes bien diferenciadas:
La primera, el aterrizaje en Edolón, el planeta paraíso definitivo allende las estrellas. Allí se encuentran con que ha sido tomado por una especie invasora (quizá aliens, quizá autóctonos que no autónomos), la cual devora a todos los visitantes previo haber erradicado la vida disipada de los ricos escogidos para este retiro de lujo desde una tierra agonizante. Nos quedan dos supervivientes tras la masacre: la joven Dotty, llevada por obligación tras ser descastada por la sociedad, y T1N, un robot que tiene una misión implantada la cual todavía no conoce. La extraña pareja se abre camino en un ejercicio de supervivencia para subsistir y averiguar qué ha sucedido con Edolón.
Tras terminar esta primera parte de puesta en escena, más orientada al suspense, y separarse los protagonistas, damos paso a una aventura más clásica. Dotty se va encontrado con diferentes personajes y tribus que no cayeron ante la plaga de las criaturas sin mente y con hambres, los terroríficos y voraces leapers, que se alimentan del agua, ergo del ser humano, ergo de la vida. Así conocemos la calamidad de Edolón y la precariedad de estas pequeñas agrupaciones contaminadas, mutadas, agotadas y conformándose con su degradada y subversiva existencia. Los vínculos establecidos aquí dan paso a los conflictos que llevan en sucesión trepidante a la revelación y el desenlace final.
La novela, sita en un futuro no tan lejano y con cachivaches y artefactos que nos hacen brillar los ojos, está dotada de un ritmo ágil y grácil con una historia de enjundia, en la que los personajes resultan carismáticos y enlazan con el lector que le añade un punto de ternura y preocupación para que deseemos que nada más les suceda. Esto es vital para que ese lector (tú) sea cómplice y partícipe en esos peligros en progresión que deben afrontar, siempre al límite, en desventaja e inferioridad.
Me gusta la relación de los protagonistas (bien perfiladas sus personalidades, narrando poco y dejando mucho por intuir y contar en futuros) y su sincronización para con el hecho que enfrentan (aunque quizá sea algo forzada esa súbita amistad por necesidad). Destaca por encima de la trama u atmósfera sin hacer de menos a estas.
Y es menester mencionar que la edición es un lujo, y creo que en parte hay que agradecer a todos los lectores y el cariño mostrado en el crowfunding, y también por la calidad que nos ofrece siempre Impresiones Privadas, con productos de pedigrí y con todos los detalles posibles a un coste muy inferior en comparación a similares publicaciones del mercado. Y es que estas comparaciones resultan odiosas y dejan mal a las grandes, pero entraríamos en otro debate. Solo tener Edolón en las manos resulta una delicia; olerlo, otear sus ilustraciones, golpearse en la cabeza con su tapa dura, ¡un lujo! Aunque, en el aspecto menos positivo, también debo comentar que tiene algún ligero problema con las reiteraciones de vocabulario en ocasiones puntuales.
Buen arranque en esta obra de ciencia ficción, que veo como preludio una vez investigado autor y proyectos, donde prima la humanidad y deshumanidad de los personajes (sean terrícolas, robots, aliens o criaturas) como argumento; una nave espacial en su aterrizaje al paraíso que no es tal y que guarda secretos intrínsecos y peligros terribles.
Resumiendo y terminando para poner en contexto, nos sitúa la obra con su acción, explotación, enfrentamiento, enigma y conflicto, en aquellos años 80 y 90 donde nos sentíamos sorprendidos por novedad y frescura en la literatura más allá de géneros.
Una novela corta que tendrá continuación y de la que he disfrutado en su consumo. Te aconsejo que hagas lo mismo.
Pd: ¿sabremos más de Dotty, T1N y compañía?
Román Sanz Mouta
Redactor