Abrazar el arte como tabla de salvación ante la desgracia es algo tan loable como, si lo pensamos bien, lógico. Al fin y al cabo, sumergirse en una disciplina artística es intentar alcanzar la inmortalidad, la trascendencia, pensar en dejar un legado. La última película de Gus Van Sant nos presenta a un personaje singular, que reconoce a través de la fatalidad ese objetivo como algo tangible, decidiéndose a perseguirlo.
No te preocupes, no llegará lejos a pie es el biopic de John Callahan, célebre caricaturista norteamericano que publicó tiras humorísticas en varios periódicos tras haber sufrido un accidente que le dejó postrado en una silla de ruedas. Estamos ante de esas películas pequeñas que se gana al espectador a través de la sencillez y la naturalidad. El retrato que se hace de Callahan, basado en sus propias memorias, nos descubre un personaje cínico, complejo y divertido, que fue víctima de un pasado alcohólico que le llevó a quedar parapléjico en un accidente de coche. Curiosamente, la narración de la película nos da a entender que ese suceso le posibilitó vivir mucho más tiempo.
Gus Van Sant, aparte de contar una historia de superación sin dejarse llevar por sentimentalismos (aunque en un par de ocasiones parece ceder a la tentación), construye una buena defensa del valor terapeútico del humor, aún siendo un tipo de humor que puede resultar ofensivo para algunas personas. A lo largo del metraje veremos algunas de las viñetas de Callahan en movimiento, presentadas para enriquecer la personalidad de su autor y dar muestra del talento que atesoraba.
El guion circula siempre alrededor del personaje de Callahan, magistralmente interpretado por Joaquin Phoenix, aunque su figura queda realzada por un puñado de personajes secundarios que dan lustre. Por encima de todos sobresale Donnie, patrocinador de un centro de rehabilitación para alcohólicos que tiene pinta de gurú y que está recreado por un Jonah Hill en estado de gracia. Supongo que es pronto para hablar de ello, pero apunten su nombre como uno de mis favoritos de cara a la temporada de premios. También vemos a un gran Jack Black en un papel muy corto, así como la magnética presencia de Ronney Mara. Como digo, todos ellos contribuyen a dibujar a un Callahan multifacético y memorable.
«No te preocupes, no llegará lejos a pie» es un proyecto que el director ha perseguido desde hace más de 20 años, orientado primero hacia Robin Williams, amigo personal de Callahan, y que quedó en el olvido. Tras la muerte de Williams, Gus Van Sant decidió retomar el proyecto y llevarlo a cabo ahora. La cosa ha quedado bastante redonda, y la película termina siendo más inspiradora de lo que pudiera parecer. Muy recomendable.