El tema romántico por excelencia fue el escogido por Theodore Géricault para su obra La balsa de la Medusa, que narra uno de los acontecimientos más cruentos de la historia contemporánea de Francia y que por tanto es perfecto para mostrar a un tiempo la esperanza, la pérdida total de ella, el efecto de la muerte sobre un ser humano y, sobre todo, la degradación moral, la vuelta en pocos días al estadio más salvaje del que es capaz un hombre.
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