Nueva York, 1981. Un matrimonio regenta una empresa que se dedica a la venta de petróleo, e intentan colocarla en la cima del sector. Pero la gran competencia, unida a la alta tasa de criminalidad imperante, les pondrán en una situación delicada.
La verdad es que no tengo demasiado que contar sobre “El año más violento”. Estamos ante una película de ritmo lento que despierta cierto interés por ver hacia dónde tira la historia, pero que una vez concluida te deja con gesto de “¿esto es todo?”. Estamos ante un thriller dramático cuyo visionado, si bien no aburre, no aporta mucho. Y es que la frialdad que exhibe el personaje protagonista se traslada al tono de la película y, por ende, al espectador.
La ambientación está bastante conseguida, la fotografía es muy destacable, el guión está bien construido y la dirección de J.C Chandor me parece más que correcta. Pero el problema es que la historia tiene muy poquito interés para el espectador. La trama tiende a hacernos creer que estamos ante una historia más de mafiosos, pero sin embargo lo que se nos ofrece es todo lo contrario, un hombre con fuertes convicciones para llegar a la cima respetando la legalidad en todo momento. En ese sentido se puede decir que la película es original, pero pierde mucha fuerza al decantarse siempre hacia soluciones pacíficas en lugar de remitirse a su engañoso título.
Oscar Isaac hace un buen papel aunque su personaje permite pocos registros, y película a película va asentándose y forjando una carrera interesante. Jessica Chastain cumple, aunque creo que podía haber dado algo más de sí. Y me gusta mucho la elegancia de Albert Brooks, que aporta una gran presencia a pesar de que también su personaje está algo desaprovechado.
Aprobado justito para una película que podía haber sido mucho más si hubiera contado algo más interesante, o si la trama se hubiese explorado desde un punto de vista menos contenido.
Mi nota: 5