Un grupo de amigos de avanzada edad que viven en un asilo, deciden crear un aparato de eutanasia para ayudar a uno de ellos que se encuentra en estado terminal. Cuando otros ancianos del asilo se enteran de ello, la máquina empezará a estar muy solicitada.
La fiesta de despedida es un original film que nos llega desde Israel, y que toca temas muy delicados de nuestra sociedad como el derecho a una muerta digna, o el debate de hasta cuándo podemos valernos por nosotros mismos. No es la primera vez que el cine ahonda en estos asuntos, pero la novedad que aporta “La fiesta de despedida” es que lo hace con un marcado tono humorístico que hace mucho más llevadero el tema para el espectador.
El grupo de veteranos actores está muy bien elegido, todos hacen su papel con sobriedad y saben reirse de sí mismos y de su edad. Resulta refrescante ver a gente tan mayor afrontando una historia tan dura con un sentido del humor envidiable, incluso con algún momento de un humor negro bastante ácido que se agradece. Sin embargo, y pese a que se está vendiendo como una comedia, hay que decir que estamos ante un drama con todas las letras. Es verdad que la película tiene más humor que otras producciones similares, pero al final queda un poso dramático profundo. Me gusta que el director no busque la lágrima fácil, aunque los espectadores más sensiblones acabarán irremediablemente con los ojos acuosos.
Mi nota: 6,5