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El agente secreto Leo Demidov es degradado de su puesto cuando se niega a denunciar a su mujer ante la petición de sus superiores. Trasladado a una remota y lúgubre provincia, se encontrará de bruces con un caso de asesino en serie de niños que intentará sacar a la luz.
Las películas basadas en bestsellers modernos no suelen ser santo de mi devoción. Y si encima el tema de la obra se enmarca en la explotadísima segunda guerra mundial (en este caso, más bien la posguerra), el repelús que me recorre el cuerpo es grande. Sin embargo, el trailer de esta película me llamó la atención por su reparto y porque la historia parecía original. Y parece que en esta ocasión mi intuición no se equivocaba.
El niño 44 es un drama bastante académico con elementos de thriller que nos plantea una situación complicada en la hermética policía rusa de los primeros años 50. Al personaje principal se le mete en una cruel encrucijada y se ve obligado a tomar decisiones muy comprometidas. Esta trama personal se entremezcla con una serie de asesinatos de niños, y averiguar la identidad del asesino será el componente de thriller de la producción. El oscurantismo que siempre ha envuelto a las instituciones soviéticas se ve aquí desvelado de tal manera que apenas diferenciamos al Ejército Rojo de lo que fue la Wehrmacht de Hitler. Ignoro si esta visión se acerca más o menos a la realidad, pero no es de extrañar que no le haya sentado nada bien a las autoridades rusas el estreno de esta película.
Consideraciones políticas aparte, podemos decir que la historia está bien narrada a pesar de su larga duración (137 minutos) de modo que no se nos hace pesada en ningún momento. Aunque a ratos pueda parecer un poco telefílmica, la intensidad de las interpretaciones unida a lo potente de la trama hacen de “El niño 44” una producción más que recomendable. Técnicamente es correcta sin más, aunque no es una película de hacer alardes en ese sentido, siendo tal vez lo más destacable el diseño de vestuario y la gris ambientación. Tal vez es achacable que las pocas escenas de acción que hay durante el metraje están rodadas de modo demasiado acelerado, con planos cortos y muy rápidos que no permiten seguir bien la escena.
Una vez más, podemos disfrutar de un Tom Hardy en estado de gracia tras verle en obras tan diferentes como Mad Max: Furia en la carretera (2015), La Entrega (2014) o Locke (2013). Aquí, aparte de exhibir una notoria intensidad, es de destacar el convincente acento soviético con que dota a su personaje. Oyéndole hablar, cualquiera podría decir que el actor es oriundo del mismo Vladivostok. Aunque le tengo cierta tirria a Noomi Rapace, no puedo decir nada malo de su trabajo en esta película ya que solventa su papel con prestancia y, poco a poco, parece estar asentándose en el Star system americano. También tenemos a un Gary Oldman en mi opinión soberbio, en una actuación contenida y sobria que sabe a poco por su escaso minutaje en pantalla. Completa el cuarteto principal el sueco Joel Kinnaman, al que pudimos ver en el remake de Robocop o en la fantástica serie The Killing. También se agradecen las breves apariciones de los siempre gratificantes Vincent Cassell y Charles Dance.
El director Daniel Espinosa (a pesar de su nombre, es sueco) sube de nivel tras la irregular El Invitado (2012) con esta película bastante disfrutable que, en contra de mi opinión, está teniendo una aceptación bastante tibia entre la crítica. Pero háganme caso y échenle un ojo.
Mi nota: 7
2 comentarios
Espero verla este fin de semana. Lei la novela en su momento y de Espinosa me fio, y no le tengo en cuenta el Invitado, pero si Snabba Cash
No sé si es bueno o malo que hayas leído la novela. Yo no la conocía y tal vez la pero e me sorprendió más por eso. Pero espero tu review! Saludos.