EL DESAFÍO (Robert Zemeckis, 2015)

por José Luis Pascual

En 2008, el galardonado documental Man on wire nos dio a conocer la hazaña de Philippe Petit, un funambulista que se hizo famoso por colocar un cable entre las torres gemelas de Nueva York y pasear por él. Ahora, el ya veterano director Robert Zemeckis recrea la misma historia en El desafío (The walk) respetando muchos de los parámetros que ya marcaba el mencionado documental.

La película nos presenta al personaje de Petit desde sus inicios, siempre interesado en las artes escénicas y finalmente dedicado a caminar por delgados cables a variadas alturas. Es de agradecer que se trate la figura de Petit como un hombre de gran ego y capaz de cualquier cosa por conseguir lo que quiere. Aún así no me cabe duda de que el director ha dulcificado bastante el comportamiento del personaje, pero al menos no se le presenta como el típico héroe inmaculado. 
Para no aburrir al espectador, Zemeckis plantea el desarrollo del film como si fuera una película de atracos. La preparación del “golpe” es lo que anima el ritmo y consigue que nos mantegamos atentos hasta que llega su ejecución, aunque he de decir que toda esta parte terminó haciéndose un poco larga para mí. El desenlace es la auténtica razón de existir de “El desafío” y lo que hace que merezca la pena la entrada. Esos últimos minutos en los que el protagonista deambula por el cable en el punto más alto de las torres gemelas resultan tan emocionantes como peligrosos. Peligrosos porque, gracias al 3D, la sensación de vértigo puede ser grande para algunas personas, pero sin duda esta escena es lo mejor de la película. En mi caso, pude verla en 3D pero en una sala bastante pequeña y con una pantalla poco más grande que las que podemos encontrar en muchos pubs. Esto hace que el efecto disminuya, pero aún así reconozco que al principio impresiona.
Joseph Gordon-Levitt clava su personaje, dotándole de una personalidad tan marcada como su acento francés. La excusa para que los personajes hablen en inglés me parece un tanto ridícula (“hay que practicar para cuando estemos en América”) pero ya sabemos que lo de mezclar idiomas no es muy del gusto del estadounidense medio. El resto del reparto está formado por rostros poco conocidos que en general cumplen bastante bien en su papel de comparsas. Hay que destacar a Ben Kingsley como mentor del protagonista, dando muestra una vez más de su gran presencia actoral.
Para contar una historia que yo creía que no daba para un largometraje, lo cierto es que Robert Zemeckis logra que pasemos un rato entretenido con las peripecias de este grupo de locos. Y, sobre todo, hay que ver “El desafío” en pantalla grande y, si es posible, en 3D, porque sus minutos finales constituyen toda una experiencia. 
Mi nota: 6

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