Mientras que hay un cine español que parece vislumbrar nuevos y estimulantes caminos, como hemos podido ver este año con Tarde para la ira o Que Dios nos perdone, también hay otro cine que parece avanzar por pura inercia, preocupándose tan sólo de vivir de las rentas. Películas salidas de productoras de televisión que nacen con el primer propósito de ser explotadas comercialmente por todas las vías posibles, sin pararse a reparar en la verdadera calidad del producto. Este es el caso de Contratiempo, thriller que supone lo opuesto a las dos películas mencionadas arriba.
Oriol Paulo, director y guionista, ya dio muestras de sus artes a la hora de engañar al espectador en El cuerpo (2012), y aquí vuelve a caer en los mismos errores de bulto. Tal vez un guión tan revirado podía haber funcionado mucho mejor si la película tuviera un tono más desenfadado, pero el desarrollo es aburrido y termina perdiéndose en la mediocridad y en las sorpresas indigestas.
Quizá lo más salvable lo encontramos en el apartado artístico. Visualmente la cinta funciona bien, con una trabajada fotografía que no desmerece de producciones más ambiciosas. Igualmente, encontramos un score bastante decente, obra de Fernando Velázquez.
Poco más puedo decir, “Contratiempo” es un ídem dentro de un cine que intenta salir del estancamiento para buscar nuevas vías más estimulantes. Puede que esto sea realmente todo lo que requiere el gran público, pero me niego a creerlo.
Mi nota: 2
1 comentar
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.