LA NIEBLA Y LA DONCELLA (Andrés M. Koppel, 2017)

por José Luis Pascual

En los últimos tiempos hemos asistido a una especie de florecimiento del thriller policial made in Spain gracias a un puñado de títulos de bastante calidad. Obras como Tarde para la ira, Que Dios nos perdone o El guardián invisible han creado una tendencia que ha animado a que se rueden más películas de este tipo. Basada en la novela de Lorenzo Silva, La niebla y la doncella no ha sabido aprovechar esta ola.

Un caso de asesinato cometido en La Gomera y no resuelto concluyentemente vuelve a investigarse 3 años después con dos policías enviados desde Madrid. Bajo esta premisa encontramos una trama detectivesca un tanto irregular, con ideas poco novedosas y personajes planos. He escuchado muchas críticas al guion de la película, pero en mi opinión todo se entiende bastante bien (y eso que soy de esos torpes que suelen perderse en tramas rebuscadas). Creo que el problema de «La niebla y la doncella» viene por otras vías.

El principal defecto que encuentro en la película de Andrés M. Koppel es una alarmante falta de intensidad, condición imprescindible para que un thriller funcione. Todo se desarrolla con una extraña frialdad que se lo pone fácil al espectador para desengancharse de la película en cualquier momento. No hay ninguna escena que impacte, ninguna imagen con la que recordar a la película. Los personajes están muy poco trabajados y apenas tienen trasfondo, lo cual hace que los que no hayan leído la novela (como es mi caso) no podamos comprender del todo algunos de sus comportamientos. Tampoco la ambientación es nada del otro mundo, me parece un pecado no haber sacado todo el provecho que ofrece la espectacularidad natural de la isla.

Para rematar, el casting se muestra muy irregular. Quim Gutierrez y Verónica Echegui están de razzies, demostrando a las claras que no todo el mundo vale para determinados papeles. Sus interpretaciones perjudican claramente a Aura Garrido y Roberto Álamo, quienes están a un nivel mucho más aceptable pero aparecen poco en comparación con los otros dos. Una pena.

La sensación que transmite «La niebla y la doncella» es de haber sido rodada por inercia, sin poner en ella los mimbres mínimos necesarios para asegurar su calidad. El resultado es muy olvidable y muy prescindible y, al contrario que los títulos mencionados arriba, enseña cómo no hay que hacer un thriller. Ahórrensela.

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