Pese a que nunca he sido demasiado seguidor de esta saga, la sorpresa que me deparó Misión Imposible: Nación Secreta (2015) ha hecho que acuda raudo a ver la nueva entrega en cuanto se ha estrenado. Y es que «MI: Nación Secreta» es, para mi gusto, una de las mejores películas de espías del siglo, que se alzaba por encima de sus increíbles secuencias de acción gracias a un guion lleno de vericuetos sorprendentes. Con Christopher McQuarrie repitiendo como director al mando, Misión Imposible: Fallout prometía seguir por la misma senda.
Lo digo ya. En «MI: Fallout» encontramos una digna sucesora de la película precedente, aunque en ningún momento llegue al nivel de excelencia de aquella. Y es que el guion presenta ciertas fallas que impiden a la película alcanzar el sobresaliente. Las comparaciones siempre son odiosas, pero pese a que los guionistas son los mismos (el propio McQuarrie y Bruce Geller), algunos de los inevitables giros no están tan bien trabajados como en «MI: Nación Secreta», viéndose venir a la legua y mostrando signos de cierta premura en su concepción. A pesar de esto, «MI: Fallout» se agarra a su ritmo trepidante y a su acción marca de la casa para dejar satisfecho al espectador.
Con una estructura que por momentos recuerda a películas noventeras del género, esta nueva entrega da lo que promete. Aunque durante los dos primeros tercios el desarrollo puede adolecer de cierta falta de tensión, hay que reconocer que los momentos de acción enganchan de mala manera, gracias a estar rodados de un modo fácil de seguir pese a su velocidad. Esto hace que la franquicia nos esté regalando algunas de las mejores escenas de acción que se recuerdan.
Tom Cruise, omnipresente como no podía ser de otra forma, es el amo y señor de la franquicia, dominando cada secuencia con carisma y presencia. Su trabajo en las escenas más peligrosas es de alabar, demostrando una forma física envidiable a sus 56 años. En esta ocasión le podemos ver saltando entre edificios, colgando de un helicóptero o saltando de un avión, y prescindiendo de especialistas salvo cuando es imprescindible. Mi aplauso para el actor.
Junto a él repite el equipo habitual, con Rebecca Fergusson y el inquietante Sean Harris acompañando a los inevitables Simon Pegg, Ving Rhames o Alec Baldwin. A destacar la incorporación de Henry Cavill en un papel que ofrece buenos momentos pero que encuentro ligeramente desaprovechado, así como la de una enigmática Vanessa Kirby.
Resumiendo, «Misión Imposible: Fallout» es la confirmación de una saga que, al igual que su protagonista, se muestra en plena forma. Sin ser tan redonda como la anterior entrega, el nivel de entretenimiento que ofrece durante casi 150 minutos no es, para nada, desdeñable.