SIN LUGAR EN EL INFIERNO (C.G. Demian)

por José Luis Pascual

Título: Sin lugar en el infierno

Autor: C.G. Demian

Editorial: Autopublicado

Nº de páginas: 206

Género: Zombis hispanos

Precio: 7,99€ / 2,99€ (digital)

Cerró el puño y lo apretó con fuerza, dispuesto a recibir al primero de los monstruos. Pero la ruleta de la fortuna giró de nuevo. Las hélices, que seguían en funcionamiento, seccionaron las tres cabezas. Fue como un chef cortando una acelga, o mejor todavía, un tomate. Un cuchillo tajando la fina piel. Un poco más de presión y el tomate se parte en dos. Un caldo rojizo con tropezones sale disparado en todas direcciones. Un ascazo. Si te manchas, tendrás que llevar el traje a la tintorería. Si un poco de ese caldo cae en tu estómago, dios no lo quiera, tendrás cuanto menos una buena indigestión.

Trasladar una historia de zombis a territorio español —valenciano, más concretamente— mientras intentas aportar novedades en un género tan trillado como el Z, no debe resultar sencillo. En Sin lugar en el infierno, C.G. Demian pone toda su intención en ello, obteniendo unos frutos bastante interesantes.

Los muertos vivientes campan a sus anchas por el mundo, y la polizía (sí, con z) intenta mantener un cierto orden dentro del caos. El descubrimiento por parte de Ben y Victor de un método para controlar las hordas de zombis se suma al hecho de que algunas transiciones de humano a comecerebro no son todo lo rápidas que deberían. Esto da lugar, inevitablemente, a la lucha por el poder en un nuevo orden mundial.

Sin lugar en el infierno es una obra llena de ingredientes y sabores. Por un lado, el autor implementa su peculiar, y en ocasiones salvaje, sentido del humor, llevándonos a un irreverente viaje a través de situaciones grotescas e impagables. Así, podríamos decir que estamos ante un título no apto para estómagos sensibles. Y no solo por lo explícito de algunos pasajes, sino también por la ácida crítica a un sistema caduco. Demian no entiende de concesiones, y despliega en su novela comportamientos agresivos y despiadados propios de tiempos apocalípticos. Todo dentro de, como digo, un tono desenfadado y en ocasiones cómico.

Esto no impide que encontremos otros aspectos más habituales del género, como escenas propias de una película de terror o la tensión derivada de un desenlace que no se promete nada halagüeño. El contraste entre el humor y el horror es lo que eleva la novela respecto a otros títulos. Además, la trama nos regala algún que otro hallazgo muy interesante en cuanto a hilvanar la parte zombi a la que la ficción nos ha acostumbrado con una concepción más “realista”, al introducir una conexión con la zombificación que se practica en algunos cultos haitianos. En este sentido, me resultó muy llamativa la utilización de cierto sombrero que aparece en la historia. 

Aunque por la novela desfila un buen número de personajes, son Ben y Victor los que se ganan nuestro corazoncito, siempre que este no sea muy sensible, ya que esta improbable pareja protagoniza una serie de escenas transgresoras que quedarán grabadas en nuestra retina. Hay una especialmente memorable que transcurre en un baño público, y que a buen seguro os hará reír a carcajadas o bien cerrar el libro, dependiendo del tipo que lector que seáis. Es curioso cómo este duo parece alejarse por momentos del género de la novela para adentrarse más en el noir, llegando en algunos capítulos a asemejarse a personajes salidos de una película de mafia made in Scorsese. Una vez más, la mezcla es estimulante.

No soy un gran degustador del género Z literario, pero puedo decir que Sin lugar en el infierno no desmerece a otras obras. Su espíritu pulp le acerca a la honestidad de autores que carecen de más pretensiones que contar lo que llevan dentro, gente del pelaje de Shaun Hutson, James Herbert y similares. Pura y disfrutable serie B, vamos. Y, por cierto, este que escribe agradece y mucho volver a encontrarse con los zombis lentos, esos que veíamos en películas añejas y que parecía imposible que terminaran siendo una amenaza con tan cansino arrastrar de pies.
En fin, este entretenimiento puro os atrapará a base de dentelladas. ¿Le dejaréis alcanzar vuestro cerebro?

2 comentarios

C.G. Demian enero 26, 2021 - 11:34 am

Hay veces en las que la reseña supera a la obra. Me ha encantado, incluso puede que le dé una oportunidad a la novela.

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José Luis Pascual enero 26, 2021 - 12:15 pm

Jajajaja. ¡Deberías!
Un honor poder reseñarte.

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