Título: Fulgor
Autor: Alma Mancilla
Editorial: Salto de página (Malpaso y Cía)
Nº de páginas: 128
Género: Folk horror
Precio: 17€
Me encanta visitar librerías cuando viajo fuera de mi ciudad. El tenue Fulgor de esta novela me conquistó por algún motivo desde la estantería de una de esas viejas tiendas de libros que acumulan años y ejemplares en su interior. Sin saber nada de la obra, y desconociendo totalmente el nombre de la autora, decidí adquirir este libro y darle una oportunidad. Es esta la manera en que muchas veces uno atesora obras literarias que quedan en el recuerdo. Y creo que no me equivoqué.
Alma Mancilla es una autora mexicana que lleva a sus espaldas una amplia carrera como cuentista. Con Fulgor se adentra en el terreno de la novela, huyendo de la corriente de autoras latinas que apuestan mucho del tono en localismos y particularidades de sus personajes. La protagonista que nos brinda Mancilla es, si puede decirse así, mucho más universal, mucho más borrosa en algunas de sus interioridades pero al mismo tiempo totalmente definida. El personaje pasa a ser, de algún modo, el tono de la novela.
Porque la autora pone todo el peso en los ojos —y, sobre todo, en la mente— de Eva, una mujer recluida en una cabaña solitaria a las afueras de una población a la que acude a investigar para realizar un reportaje. Desde el inicio, comprobamos a través de sutiles detalles que esta mujer arrastra varios fantasmas personales, y que la estancia en el lugar parece obedecer más a la necesidad de encontrar algo de paz que al encargo laboral. Con ello, nos traslada la experiencia de un viaje iniciático en primera persona, tratando de que nos alcance el impacto y el temblor.
Mancilla desata la trama de manera pausada y lineal, en un desarrollo que, a pesar de las pocas páginas que integran el libro, puede atascarse ligeramente en algún momento. La intención de la autora es trasladar la atmósfera de una película de Ari Aster al formato de novela corta. Para ello, recurre al tan en boga folk horror, con un componente de tradición que viene a romper la pátina de modernidad y depresión que arrastra la protagonista. Quizá el componente de horror está demasiado difuminado o esbozado durante la mayor parte de la obra, cobrando solo verdadera importancia en el tramo final.
La maternidad frustrada es el gran tema que planea sobre Eva —sobre la obra— en todo momento. De este modo, tenemos una historia anclada en su mayor parte en la cabeza de una protagonista que ya viene “tocada”. En este sentido, es remarcable cómo la realidad se va retorciendo en la cabeza del personaje, haciendo partícipe al lector de la paulatina deformación de su existencia y entorno.
Todo parece girar sutilmente alrededor del trauma de un aborto, de cómo la protagonista se arrancó la vida que crecía en su interior. Con calma, nos introducimos en la población rural junto a ella, al mismo tiempo que ella, descubriendo algunas cosas que van revelándose poco a poco. Así, lenta pero embriagadoramente, la autora nos sumerge en una historia con tintes de folk horror, una especie de trasunto de Alicia en el país de las maravillas en el que las maravillas se sustituyen por símbolos pintados en puertas, diarios abandonados y miradas hurañas.
Novela escrita del tirón, sin un solo diálogo directo, Fulgor admite ciertas similitudes con Muro fantasma (Sarah Moss), pero con una protagonista muchísimo más redonda y una trama más cerrada que, como digo, hace hincapié en lo psicológico. Para que el lector se haga una idea, podemos definir la novela como una suerte de mezcla entre Midsommar y La semilla del diablo. Su brevedad y, sobre todo, su espectacular parte final, satisfarán al buen degustador de historias de terror cocidas a fuego lento.
José Luis Pascual
Administrador