Título: Un deseo limitado – Impossible times II
Autor: Mark Lawrence
Editorial: Red Key Books
Nº páginas: 269
Género: Viajes en el tiempo
Precio: 19,95
Es el verano de 1986. El joven Nick es ahora un estudiante de Cambridge donde trabaja con un matemático de renombre mundial. Pero tras los sucesos que ha vivido los últimos meses, entre los que se incluyen un diagnóstico de cáncer, viajes en el tiempo y persecuciones de asesinos, lo que más desea es tener una vida normal.
Sin embargo, esto no va a ser posible. Cuando una misteriosa chica que le es extrañamente familiar se cruza en su camino, Nick descubrirá que han aparecido arrugas en el tejido temporal que amenazan con sumir el mundo en un futuro catastrófico, y aún más, que él es el centro de todo el problema.
Dos líneas temporales. Un mundo que pende de un hilo. Una decisión que puede cambiarlo todo.
El tiempo se acaba. Literalmente. Y solo él puede impedirlo.
RITUAL
Volemos con Mark Lawrence a los mandos y Nick como protagonista con la segunda entrega de Tiempos Imposibles, la saga de viajes en el tiempo mezclada con juegos de rol y tragicomedia adolescente en la edad de oro de los años noventa. ¿Y cómo retornamos a ella? La primera parte nos dejó un gran sabor de boca, pero también la duda; ¿es necesario continuar? Bien. Retomamos a los personajes, el grupo de Nick Hayes, presente y futuro matemático ilustre, y sus compañeros de amistad y partida mística, los inseparables, aunque uno ya cayó, por voluntad propia.
Si en la primera ocasión ahondábamos en la tragedia del joven Nick con su cáncer, con un padre perdido, con un amor imposible, y con circunstancias tanto de salud y familiares que lo superaban, y siempre en apoyo de su compañía rolera de Dungeons & Dragons, en esta continuación vemos la siguiente etapa; el ascenso prematuro de Nick a la universidad, demasiado joven. La aparición de un inesperado nuevo interés romántico. El progreso en su relación de amistad con los de siempre, quien y quienes quedan atrás por la pura evolución de la edad que todo lo cambia. Y esas peripecias con sus yo´s futuros apareciendo para hacer o deshacer entuertos que garanticen las correctas líneas temporales (¿cuestionable su moralidad?).
¿Líneas? ¿En plural? Pues sí, es una de las novedades, las otras debo guardarlas en la chistera para no desvelar el sinfín de sorpresas.
Una pequeña sinopsis: Nick está en la universidad y mantiene su campaña de rol, ahora dirigida por Mia. Ha superado el temible cáncer, aunque no las tiene todas consigo, y su memoria naufraga por eventos anteriores. Pero algo ocurre. Alguien aparece. Varios álguienes, dos mujeres similares, un nuevo Demus (¿o el antiguo Demus?), un futuro donde Nick se convierte en agujero de caos, en paradoja, en variable improbable, en valor atípico.
Hasta aquí.
¿Qué aporta esta segunda parte? Las desventuras sentimentales y emocionales del adolescente y más consciente Nick, que se debate en duelo interno. La simbiosis con sus mejores amigos y la tolerancia de estos para con su especial particularidad. La amenaza del cáncer. Una némesis heredada de otra némesis antigua, junto con un proyecto faraónico sobre el espacio-tiempo y un tutor que entiende a Nick, cuasi un padre despistado. Y todo el drama que ello conlleva para quien solo querría besarse con su novia y tirar los dados con el fin de derrotar al malvado de turno. Aspiraciones simples.
¿Entretiene? Sí, más incluso si te gustó la primera parte, pues ofrece consignas similares, aunque profundizamos menos en el dolor y angustia tanto personal como familiar para dejar paso a ese pesar de juventud inherente.
¿Es buena novela? Tiene las mismas virtudes que defectos, y esto viene a ser su tremenda similitud, exceptuando lo dicho, con la primera entrega. Además de cumplir a rajatabla la regla de intermedio de trilogía, dejar el final abierto y en alto con las tramas colgando de un hilo de vida.
Em resumen; evidentemente, no se puede leer como volumen individual, y necesitas ser participe de la colección y devorar el arranque de la misma para disfrutar en plenitud. Sin tratarse de una novela compleja, pues resulta ligera y ágil como una película de los noventa años que dignifica, los eventos se suceden prestigiosos, aunque ya cueste un poco más empatizar con este Nick quejica, que con su versión más infantil. Con todo, esa mezcla de ficción temporal y metajuego de rol, a los aficionados, y sin llevarlo hasta su máxima expresión, nos hace divertir. Y reconozco que leeré con alegría el tomo de conclusión de la saga. A sabiendas de lo que ofrece y de lo que carece, cosa que ya reflejamos aquí.
Quienes disfrutasteis de las peripecias de juventud y líneas temporales de Nick, bienvenidos de nuevo. Quienes no, a por el tomo iniciático, pues esta no es mejor que la primera, y pierde su capacidad de sorpresa, pero sí la complementa y deja abierta la puerta de la conclusión. A viajar.
Pd: añoro el momento en que el rol y los viajes temporales se fusionen… ¿Pasará?
Román Sanz Mouta
Redactor