Ritual Román 127: El gabinete de las maravillas de Mr. Wilson

por Román Sanz Mouta

Título: El gabinete de las maravillas de Mr. Wilson

Autor: Lawrence Weschler 

Editorial: Impedimenta

Nº páginas: 208

Género: Fantasía realista

Precio: 20,75 € 

SINOPSIS

En el Venice Boulevard de Los Ángeles, existe desde el año 1988 un museo en el que se exhiben, entre otras curiosidades, un murciélago que emite una onda capaz de atravesar el plomo, el cuerpo de una hormiga de cuya cabeza sobresale un hongo solidificado, un hueso de ciruela tallado con una detallada escena en la que aparecen un noble flamenco y una crucifixión… Digno heredero de las famosas Wunderkammern del siglo XVI, el Museo de Tecnología Jurásica de David Wilson nos lleva a los días en que las eternas preguntas sobre la existencia humana se respondían fusionando ciencia y poesía. Así, en sus colecciones, la maravilla se une a lo exacto, y lo ficticio parece real y lo real, ficticio. De la mano de Borges y Calvino, Lawrence Weschler nos guía por un laberinto de espejos que enfrenta lo verdadero a lo imaginario, por un museo que ama a los museos, en una obra que hará que también nosotros los amemos aún más.

RITUAL

Estamos ante una oda a los museos, a las colecciones antiguas, a esos artefactos o reliquias fuera de tiempo y lugar, junto a las personas que se han dedicado a atesorarlos, a cuidarlos, a protegerlos de la avaricia para que puedan ser disfrutados por el común y mayor de los públicos (que se fascinan con esos prodigios). No se trata de un libro normal porque no funciona en trama o linealidad como otras obras. Y tampoco nos deja indiferente. Por ello no puedo plasmar mis sensaciones en un ritual lógico, pues es necesario que tengas tu propia opinión para ponerla en contraste con esta u otras.

El gabinete de las maravillas de Mr. Wilson es una extraña narración, primero porque ahondamos en las descripciones, descripciones no solo de objetos, sino del tiempo y lugar donde se consiguieron y de los aventureros que los hallaron. Todo ello con un despliegue de fantasía que hace volar la imaginación, en contraste con la cantidad de datos, los cuales nos llevan a pensar en la realidad de cada objeto, de cada maravilla (u horror, según sensibilidades, aunque echo en falta algo de perturbación, quizá unida a la intriga, además de la curiosidad). Nos guían en volandas al origen de esas reliquias, al porqué de su creación, a cómo nos ha llegado. Un efecto que se potencia, el de cada artefacto o curiosidad, por la atmósfera creada en el gabinete, mezcla de mérito a medias entre el autor y el afamado, entre unos pocos, Mr. Wilson (hombre de múltiples habilidades). Embriaga la fusión de arte y conservación.

El museo, las historias que cuenta, la escenografía creada para ello, quizá mutante, las piezas ocultas todavía en cajas y almacén, los testimonios de expertos, de científicos, de investigadores, de otros coleccionistas públicos o privados, nos generan la duda. ¿Es real o ficticio? ¿Qué parte es inventada y qué parte no? Bailamos en este son de incertidumbre porque el manuscrito nos lo provoca, su estilo suave e inquisitivo, adulador. Y el protagonista, tras su primera visita, quiere saber más, necesita adentrarse en cada tesoro, en cada maravilla, conocerla de principio a final, indagar sin escatimo de entrevistas o esfuerzos con multitud de expertos, llegando hasta el fondo de la misma personalidad de Mr. Wilson (abierto a ello) y familia, su propia idiosincrasia, pues quizá propietario y museo sean uno, solo quizá. Tú también querrás saberlo. Averiguar más.

Como digo, y sin desvelar secreto alguno, resulta en un compendio de misterios, algunos simples, otros insondables; pequeñas historias personales (anécdotas, sucesos, pedazos de la historia), hasta la del mismo personaje que nos lleva de la mano por la crónica humana interpretando nuestro papel. Sembrando esa duda comentada, que se riega con fotos, notas, ilustraciones salpimentadas a lo largo de la novela (referencias, referencias y referencias). Historia, naturaleza, ciencia, artes, salud, flora, fauna, antigüedades, restos, fósiles… de todas las eras. Incontables el número de objetos (y su tipo) que no esconde Mr. Wilson; que exhibe para el deleite de sus visitantes. Incluso tenemos acceso a la misma intrahistoria de los gabinetes (Wunderkammern).

El museo de tecnología jurásica, ¿lo visitarías? ¿lo leerás? Es realismo mágico. Es evolución. Es cultura.

No tengo claras mis conclusiones, pues repito que no se trata de una ficción al uso, sino de un proyecto muy especial, para cafeteros, que necesita de la misma curiosidad que despierta para ser disfrutado, valorado en su medida, justa o injusta, es tu turno para sopesarlo. Y no carece de antecedentes positivos (y un prestigioso premio). Pero quedarás en la susodicha incertidumbre hasta que te sumerjas en sus páginas y descifres ese código tan personal. Invitado, invitada quedas.

 

Pd: ¿el museo existe? ¿Y Mr. Wilson? Te vas a sorprender cuando profundices…

Pd II: atención a las notas que cierran la obra.

1 comentar

Daniel Aragonés diciembre 1, 2022 - 4:39 pm

Buen análisis. Me quedo con ganas de profundizar.

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