Los gatos. En sus ojos residen la inteligencia, el análisis, la contención, la astucia, la sabiduría, la independencia, la traición, la supervivencia… Tantos aspectos como gatos hay, tantas atribuciones como personas que los acompañan. No cabe duda de que hay algo ancestral, extrahumano y misterioso en los ojos de un gato. Ya era hora de darles el protagonismo que merecen. Una equipo de imaginadores seleccionado por Juan Jacinto Muñoz-Rengel los ha convertido en juez y parte, en piedra filosofal, en núcleo de la tierra. Larga vida a los gatos.

Esta peculiar colección de cuentos con gato se abre con un prólogo o texto introductorio de Pedro Sánchez (no, no es quien piensan), con un Soliloquio de un gato que refleja a la perfección las dos caras de un minino: por un lado, la afectuosa y cariñosa; por otro, la indiferente y vengativa. Todo un relato en sí mismo.

Suele decirse que lo mejor de un trayecto no es alcanzar el destino, sino el viaje en sí. La búsqueda es uno de esos viajes, uno que no quieres que termine porque lo estás disfrutando. Hay mucho que comentar sobre un relato tan corto, desde la sensación de amenaza presente hasta la técnica narrativa que omite y sugiere sin dejar nada incompleto. Camino Rodero Merino conduce con envidiable oficio, cargando cada línea de diálogo y cada descripción con significado. Magistral.

El costumbrismo más entrañable se hace cuento en Como una olla, texto cuyo foco orbita en círculos sobre una familia cualquiera. Lo que consigue Cortes F. Escalante es hacernos partícipes de la velada, convertirnos en un miembro más de esa familia y dejarnos votar si el dibujo parece un gato o… Votad.

Me encanta el desparpajo que Leticia Castro imprime a su cuento El gato o yo. El tono desenfadado y con toques de humor no es su única virtud, ya que Leticia cose una trama redonda de principio a fin con la habilidad del mejor costurero, permitiéndose incluso imbricar una pequeña dosis de crítica social por el camino. La voz narrativa es única y resulta imposible no entrar en el cuento desde su primera frase. Os va a encantar.

Y llegó el terror. Fausto pisa terrenos satánicos, brujeriles, con reminiscencias de La semilla del diablo, Hereditary o Ponzoña. Y en apenas cuatro páginas. En esta historia, el advenimiento tiene maneras felinas y ojos de color ámbar, y carece de sentido del humor. Pura sensación ominosa, como una sombra que crece poco a poco frente a ti y adquiere la figura del Señor del Caos. La primera frase de este cuento, asombrosa, magnífica. Gracias, Ignacio Rengel Lucena.

Somos absorbidos como una bebida a través de una pajita para llegar hasta Wellington, homenaje de León Garzón a la ciencia ficción imaginativa y sarcástica de Futurama o Guía del autoestopista galáctico. El autor nos hace balancearnos en un irresistible retelling histórico que está destinado a… bueno, mejor leedlo. El cameo estelar de uno de los personajes más célebres de la Historia se manifiesta con una escena memorable y divertida. Ciencia ficción y humor no solo no están reñidos, sino que empastan a las mil maravillas. 

Literatura desplegándose ante el lector con la mayor elegancia. Eso es lo que me sugiere Pepa Cano con su juego de contrastes en Copos de nieve y margaritas. La gata perdida funciona como un mero prólogo, un anticipo de muchas otras cosas perdidas. Me encantaría ser un gato y colarme por las rendijas de este relato para leer la inmensa historia oculta que hay detrás.

La gata es una continua huida hacia adelante, una de esas historias que sorprende a cada párrafo porque no sabes, no puedes saber, lo que pasará a continuación. Carmen Rubio te pilla desprevenido al más puro estilo gatuno, sin estridencia, con porte sobrio, cambiando el foco y la mirada a uno y otro lado, entrañable y amenazante. Y curioso, muy curioso.

Lo de Ismael Núñez Miralles tampoco lo ves venir. El título Pequeña criatura puede sugerir algo tierno, entrañable. Pero no. La mezcla de géneros que aglutina lo convierte en una rara avis retorciéndose sobre un lecho de noir, terror, surrealismo y comedia negra. La voz narrativa resulta tan sugerente como chocante la trama, reservando esta historia para valientes e inquietos. Recomiendo atreverse con él.

Claudia Sánchez Vidal dibuja una escena bucólica, casi una postal perfecta en la que una madre prepara el mejor cumpleaños posible para su hija. Los preparativos no carecen de cierto estrés, todos lo sabemos. Y hay elementos un tanto chocantes, es verdad, somos testigo de ello. Pero todo va a salir bien y la pequeña Ale va a tener su mejor Regalo de cumpleaños. Todo va a salir bien. ¿Verdad? Qué desenlace, ¡qué desenlace!

Una particular Escapada es lo que propone Elena Pinedo, autora que nos regala una voz narrativa que aglutina desparpajo y continuo movimiento orgánico, muy físico. Parece mentira todo lo que pasa en el cuento, todo lo que Elena logra empacar para que disfrutemos de una historia mágica y con cierto deje de tristeza por lo que dejamos atrás.

Desbocado efecto mariposa aquel que es capaz de cambiar el mundo. Pasar tres días con un gato, cuando no es tu deseo, puede provocar que todo cambie. ¿No lo creéis? Preguntadle a Alfonso Arribas, que conoce bien lo que puede acarrear este tipo de errores. Humor cáustico que finalmente deja tu sonrisa congelada en un rictus torcido. Esto es lo que suele escribir Alfonso, con un estilo que me encanta. Esto traerá consecuencias.

Perverso juego a dos bandas el de Marga Montes en Lo que hay que hacer. Y lo que hay que hacer es seguir los consejos de la autora y construir a dos tiempos, revelar dos historias a la vez manteniendo el ritmo adecuado, desanudar el lazo con elegancia hasta que todo, finalmente, queda expuesto. De mis favoritos.

Qué magnífico es ver un pájaro azul volando en una celda. Qué magnífico es El pájaro enjaulado de Regino García Martínez, qué sutil su manera de tratar la violencia en prisión y qué maestría a la hora de narrar las tramas carcelarias convirtiéndolas en algo mucho más profundo y conmovedor. Aquí hay literatura en su máximo esplendor, emoción desde la tragedia y el trauma. Una transformación sublime.

Cuánto me alegro de ser compañero de Pedro Merchán. Su Lunes es intrigante, hipnótico, adrenalítico. El inicio de una película misteriosa que sabes que esconde mucho más de lo aparente. Imagina que despiertas un día y no sabes dónde estás, desconoces quién es la persona que duerme a tu lado, ignoras la identidad del niño que llora en el pasillo. Pedro te conduce hasta un desenlace repentino que deja preguntas, muchas preguntas, pero que al mismo tiempo place e insta a buscar más. ¡Queremos más, Pedro!

El último maullido lo produce Carlos Gago. Se puede ser Más listo que una rata y más listo que un altavoz inteligente (¿o quizá no?). El cuento toca varios temas con sutileza, como la utilización de la tecnología para suplantar ciertas relaciones humanas. El punto de vista infantil resulta muy interesante, sobre todo por la amalgama de traumas que se intuyen detrás de la historia. Gran cierre, da que pensar.

Literatura para todos los gustos y todos los gatos es lo que ofrece Como un dios perezoso, la reivindicación de la figura de un animal misterioso y hechizante que, como cualquier otro elemento, puede servir de catalizador para generar todo tipo de narraciones insospechadas. Está mal que yo lo diga, pero la cantera de la Escuela de Imaginadores no deja de expandirse y estallar como un volcán furioso. Aunque sea en los ojos de un gato.