La carga (Jeanette Winterson)

por José Luis Pascual

Título: La carga

Autora: Jeanette Winterson

Traductor: Iñigo García Ureta

Editorial: Salamandra

Nº de páginas: 128

Género: Mitología

Precio: 14 €

SINOPSIS

Tras rebelarse contra los dioses del Olimpo, el titán Atlas es castigado a sostener el mundo sobre sus hombros. Abrumado por la soledad y la terrible carga, Atlas recibe un día la visita de Heracles, que acude a pedirle que realice por él uno de sus doce trabajos: robar tres manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. A cambio, Heracles soportará el peso del mundo hasta su regreso. El titán acepta gustoso el encargo, pero Heracles, sin embargo, se ve atormentado por la duda: ¿volverá Atlas? A partir de esta pregunta, la escritora británica Jeanette Winterson ha escrito este relato visionario y seductor, una reflexión sobre la soledad, la oposición permanente entre el deseo y el límite, la libertad y la responsabilidad, así como la carga que ésta supone. Con su habitual agudeza y humor, Winterson transporta el dilema de Heracles al siglo XXI y lo relaciona con nuestras vidas y el espíritu de nuestro tiempo.

RESEÑA

«Este planeta que parece tan obvio e inevitable es una lotería. La tierra es una bolita azul que lleva al costado un número ganador».

Todos crecemos con mitologías propias. Ya sean transmitidas en el colegio o por nuestros propios padres, estas historias se convierten en una parte importante de nuestras vidas. La validez de los relatos mitológicos no es desdeñable, pues nos permiten hablar de temas universales que trascienden el paso del tiempo gracias a su perenne anclaje en lo humano. Dentro de las incontables mitologías que pululan por el mundo, los mitos griegos pueden considerarse fundacionales en la sociedad occidental e influyentes en todo el mundo. La carga es un encargo que le realizaron a Jeanette Winterson, una suerte de reescritura de algún pasaje importante de los mitos griegos. La autora eligió uno que, en sus manos, se convierte en trascendente: la historia de Atlas. 

Winterson se ciñe a la narración original, respetando en gran medida la trama. Su aporte llega cuando se decide a ir más allá y meterse en la cabeza de los personajes para convertirlos en conceptos universales. De este modo, Atlas y Heracles devienen en trasuntos de la soledad, el miedo, la duda, la pulsión, el legado. Este último, el legado, cobra una relevancia capital en el relato, pues es lo que conduce a los personajes a la carga suprema: cargar con el cosmos sobre los hombros en el caso del titán, cargar con el instinto y con un destino marcado en el caso del hombre. 

Con un estilo sobrio y elegante, la autora da continuidad a la historia y nos ofrece, por una parte, una conversión de Heracles en la representación universal del hombre, con todos sus vaivenes y sus continuados e inevitables errores; por otra, el avance del mundo y de la humanidad es contemplada por Atlas, que llega a ser testigo de la carrera espacial y de una superpoblación mundial que, curiosamente, le hace sentirse más solo y aislado que nunca. Especialmente conmovedor es el tramo final donde la perra Laika se convierte en su acompañante, descubriéndole el amor incondicional.

Junto a la carga que da título al relato, la duda es quizá el aspecto mejor plasmado, especialmente en el fragmento dedicado a Heracles. La debilidad del hombre se manifiesta en su pulsión salvaje y sexual, en la fuerza bruta que, con el paso del tiempo, se torna en condena. El retrato del hombre es triste y sorprende por lo actual. El mérito es de la perenne validez de los mitos, pero también de Winterson por su tratamiento.

Muy estimulante por su mensaje y por cómo Jeanette Winterson intercala el mito con su propia experiencia vital, La carga reivindica la tradición del relato como fuente de pensamiento y reflexión y recupera el carácter de moraleja filosófica que contenían aquellas historias. Llevado a nuestros días, el mensaje nos habla de la esclavitud impuesta por la sociedad, una carga que aceptamos sin llegar a cuestionarla. Y, si lo hacemos, es del mismo modo que Heracles cuándo se pregunta el porqué de todo. La pregunta dura un minuto y luego volvemos a nuestras tareas insignificantes.

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