Del caminar sobre hielo (Werner Herzog)

por José Luis Pascual

Título: Del caminar sobre hielo

Autor: Werner Herzog

Traductora: Paula Aguiriano Aizpurua

Editorial: Gallo Nero

Nº de páginas: 128

Género: Diario de viajes

Precio: 12 €

SINOPSIS

En el invierno de 1974 el cineasta Werner Herzog emprende un viaje en solitario de Múnich a París donde lo espera Lotte Eisner, historiadora y crítica de cine. Un acto de amor que, según Herzog, serviría para mantener con vida a su gran amiga Lotte, gravemente enferma.
Durante esta monumental odisea el cineasta documenta todo cuanto ve: bosques, tormentas, nieve, aldeas desiertas y pueblos deshabitados. El relato se compone de reflexiones sobre la fría y absoluta soledad, sobre el mito del viaje como peregrinación heroica y ofrece una continuidad con su obra cinematográfica haciéndonos testigos del origen de su proceso creativo.

RESEÑA

«Cuando me levanto, se alza un mamut».

Del caminar sobre hielo es una promesa. Un acto de fe. Una pulsión ritualística, religiosa si queremos, convertida en un libro de rezos. Es decir, Del caminar sobre el hielo es una biblia.

Werner Herzog es célebre por su amplia producción cinematográfica, y recalco lo de amplia porque la mayor parte del público catalogará al alemán como el director de Fitzcarraldo, cuando el alemán es más, mucho más, que el responsable de Fitzcarraldo. Solo hay que acercarse a alguna de sus películas para constatar que se trata de un autor que sigue únicamente sus propias normas, que no se pliega a modas o corrientes, que busca su discurso de profeta invisible en su interior y solo en su interior. Este pequeño libro es un atisbo diáfano de cómo el autor aplica esos mismos preceptos al campo literario.

Del caminar sobre hielo es el diario del viaje que Herzog emprendió cuando conoció la noticia del grave estado de salud de Lotte Eisner, amiga del director e icono para cualquier cineasta germano por su labor como crítica de cine. Ni corto ni perezoso, Herzog se propuso llegar caminando a París, donde languidecía la Eisnerin, saliendo de Munich. Un recorrido de más de 800 kilómetros y tres semanas de travesía bajo unas condiciones extremas, pues tuvo lugar en pleno invierno. El alemán, amigo de empresas gargantuescas y aparentemente insensatas, escribió diariamente unas notas describiendo tal odisea. El resultado es una oda a los designios de la naturaleza, un panegírico sobre la voluntad y la resiliencia humanas, un texto fundacional de la nature writing.

La prosa de Herzog es sensacional. La capacidad para registrar todo lo que sucede a su alrededor demuestra que su vertiente de cineasta es totalmente innata, pues podría decirse que el narrador se convierte en una cámara que describe con fidelidad y delicadeza cuanto se mueve en sus proximidades. Así, el diario se transforma en un documental por el que desfilan paisajes cambiantes, un clima despiadado y una perenne naturaleza salvaje. Y más aún, pues tal bitácora queda enriquecida por la subjetividad de un narrador cuya interpretación de lo que lo rodea es tan universal como poco común. Puede parecer algo contradictorio, pero en realidad es la perfecta definición de la naturaleza humana. Y Herzog la traslada al papel como nadie.

Tal y como muchas de las imágenes que contempló el ojo del autor en esta peregrinación, Del caminar sobre hielo abruma con su belleza inmisericorde, con su abrazo a lo que está más allá de nosotros, con su reivindicación de la soledad y el silencio. La lectura de sus frases cortas, de su contundente impronta y su poética estajanovista provoca una suerte de síndrome de Stendhal que hipnotiza y marea, que cautiva y agota. Quizá él no lo sabe, pero Herzog es mi profeta, Herzog es el profeta de todos.

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