Título: Tierra muerta
Guion: Don Rogelio J.
Dibujo: Don Rogelio J.
Editorial: Autsaider Comics
Nº de páginas: 176
Precio: 17 €
Mantente lo máximo que puedas fuera de las 4 ciudades. Tierra muerta. La zona entre ciudades. Es el único espacio de libertad que queda. Lo venden como un infierno, pero no es para tanto.
¿Cómo se alcanza la libertad cuando esta no existe? ¿Dónde está la esperanza en un mundo agonizante construido sobre ruinas? ¿Puede hallarse la paz en una tierra muerta? Preguntas profundas que no tienen una respuesta sencilla. O quizá sí. Tierra muerta es un manifiesto sobre la necesidad de encontrar la libertad más absoluta, aquella que no existe fuera de nosotros sino en nuestro interior.
En mitad de un mundo destruido y ruinoso, una banda de música recorre lugares desiertos y periferias abandonadas hasta por la autoridad. Lugares que permiten librarse de la vigilancia del sistema, y que a cambio suponen una amenaza constante para cualquiera que ose adentrarse en ellos. En tal decorado y circunstancia, el grupo recibe una llamada que ofrece la promesa de una nueva gira. La oportunidad de salir de la miseria, aunque solo sea brevemente, y tener algo a lo que agarrarse durante algún tiempo. Tiempo que, en esa tierra muerta, solo puede medirse en presente.
Don Rogelio J. (Desde abajo) nos pone en guardia con esta obra, al realizar una certera radiografía de un futuro postapocalíptico en clave de punk desarrapado, en el que cada uno ha de buscarse la vida como buenamente puede, y en el que, cómo no, solo los poderosos tienen acceso a una existencia cómoda. Las protagonistas parecen ceder a la resignación del único modo de vida válido: disfrutar el momento presente sin atreverse a vislumbrar un futuro huidizo. Bajo ese prisma, el cómic nos traslada a baremos de ciencia ficción pesimista y ciberpunk con trasfondo social.
El tono de la obra, marcadamente underground, también se adscribe a esa sensación de urgencia y anarquía y, aunque nos cuenta una historia de manera lineal, se utilizan recursos visuales y estructurales que componen una maravillosa atmósfera de incertidumbre y melancolía.
Porque hay cierta añoranza en las páginas de Tierra muerta, pero sobre todo está la impresión del contraste entre la resignación y la rebeldía, esa necesidad propia de la adolescencia remarcada en unos personajes obligadamente inmaduros.
Y luego está el territorio por el que se mueven, un caldo de cultivo de estafadores y aprovechados que solo buscan el bien común en medio de la depresión y la decadencia. Lo que queda tras el derrumbe.
Por supuesto, lo que sobrevive al colapso es el instinto creativo, esa necesidad de construir algo aunque nadie vaya a contemplarlo o escucharlo. Es el caso del grupo protagonista, y también el del autor del cómic. Sacar lo que uno tiene dentro en tiempos de crisis. Se hace imperativo el tono underground sucio y poco atento a las normas, especialmente en el apartado artístico. Don Rogelio J. hace suya esa filosofía del do it yourself en una obra de viñetas llenas de líneas que estorban porque han de hacerlo, y de otras herramientas llamativas. Por ejemplo, el psicodélico uso del color, que explota en las secuencias que muestran el efecto de unos alucinógenos a través de unas cuadrículas que se multiplican y se empequeñecen hasta el infinito. O el efecto de distorsión en determinados momentos, que viene a subrayar el espíritu ácido e incierto de las protagonistas.
Tierra muerta es ciencia ficción que deambula entre los páramos devastados de La carretera de Cormac McCarthy y el mundo inclemente del Sweet Tooth de Jeff Lemire, y que también denota esa esencia de hermandad indiscriminada e inevitable que impregna el Black River de Josh Simmons, obra con la que es fácil emparentarla. Por supuesto, se deja entrever la experiencia del autor en cuanto a la vida en la carretera de un grupo musical, destilando toques que se presumen autobiográficos en muchos fragmentos.
Entiendo que el tema principal de Tierra muerta no es otro que la búsqueda de libertad, y cómo nos empeñamos en situarla al final de nuestro trayecto sin ser conscientes de que, en realidad, toda libertad se encuentra en el propio camino que transitamos.
José Luis Pascual
Administrador
2 comentarios
Hace tiempo que no compro cómics porque ninguno me motiva. Este me parece, por lo que dices, rompedor y con mensaje. Creo que has acabado con mi racha de sequía. Gracias por la reseña!!
Me alegro. Yo también tenía los cómics algo abandonados, y el reencuentro ha sido muy satisfactorio. Ya me dirás qué te parece.
Un abrazo!