Título: Proyecto Kétchup
Autora: Inés Galiano
Editorial: Obscura
Nº páginas: 224
Género: Humor juvenil con tintes de homenaje a Lovecraft
Precio: 17,90 €
SINOPSIS
Ana García García-García aterriza en el sureño pueblo de Jackson City tras cambiar por un semestre la Universidad de Murcia por la Universidad de Este Lado de Tennessee. Nuestra protagonista llega dispuesta a disfrutar la experiencia americana, pero no cuenta con que en el campus universitario los fenómenos misteriosos, e incluso paranormales, se suceden uno tras otro.
Además de asistir a clase de Estadística y hacer prácticas de Traducción, Ana vivirá aventuras cósmicas y absurdas al más puro estilo norteamericano: se apuntará a la fraternidad mixta ?ZZ, fundada por el fantasmagórico Sir Walter Coyle, y a un club de escritura con un enfoque práctico en rituales espectrales; viajará a través de un en la biblioteca a un concierto de rock organizado por una célebre deidad cósmica, se verá envuelta en una invocación sectaria en el lago Bun la noche de Halloween y enfrentará una invasión mítica en el centro comercial de Jackson City durante el Black Friday. En el transcurso del semestre, Ana y sus amigos aprenderán a lidiar con la vida universitaria a la vez que con monstruos tanto legendarios como reales.
RITUAL
Vamos a comenzar por el principio, definiendo la novela en opinión de este humilde redactor. El manuscrito se mueve en el humor juvenil (menos por los sucesos, que también, que por la edad de su protagonista y la panoplia de personajes que la rodean), jugando además con ese contraste Murcia Profunda vs la todopoderosa EEUU, que ya comentaremos más adelante. ¿Se concede algún momento de horror? Creo que no. ¿Utiliza parte de la mitología de Lovecraft para apuntalar sus némesis? Sin duda. Pero sobre todo trata estas diferencias (contrastes brutales, que parecen incluso de otro tiempo, pero que se siguen repitiendo) culturales, sociales, cívicas, morales… entre uno y otro lado del Atlántico.
Pues la protagonista se condena, con gusto y fruición, a probar cada tradición absurda dentro del país de las barras y estrellas, además de todo lo particular que conlleva su nueva vida universitaria y su campus. Una lista que recorrerá los más típicos tópicos de las novelas o películas y series sobre universitarios, salpimentando con esos tintes de oscurantismo, de suspense, de cultismo (¿qué si no supone una fraternidad, una hermandad, con sus normas y castigos?).
Aquí empiezan sus aventuras y desventuras, separando a los personajes que son adoptados, llegados de fuera, extranjeros con todas las letras, de los nativos, esos jóvenes sanos, esbeltos, ejemplares, de póster. Dos comunidades (una plural, universal, otra autóctona, cerrada) que se separan en las mismas instalaciones del campus, unos curioseando sobre los mismos, otros aspirando a integrarse. Selección natural, discriminación, novatadas, periplo vital en que recorremos casi un año de esta peculiar adolescente comenzando la edad adulta. Sus encuentros, desencuentros, primeros amigos, experiencias, decisiones, gustos, cambios, adaptación, estudios, anhelos, miedos, alegrías, decepciones… Por ejemplo, el Club de Lectura, algunas Fraternidades (sanas o insanas), y sus profesores (con la figura referencial de ese tutor o tutora que te marca forever) y asignaturas.
¿Todo esto posee algo de especial? Para el género que solemos tratar, no. Sinceramente. Pero el manuscrito y la autora tampoco se toman en serio a sí mismas, y lo demuestran con prosa e historia, una sucesión de eventos entre la normalidad y lo caótico. Es una trama ligera, divertida, con ese trasfondo estudiantil que deviene en atmósfera, con ese cambio de panorama, paradigma, cuasi mundo, con las dudas existenciales de quien se forma y decide lo que y cómo lo va a ser. Incidiendo por encima en las problemáticas, pasando de lado los conflictos y traumas posibles, para atacar sus puntos fuertes, el sentido del humor junto a sus pequeños cameos lovecratianos.
Pero, y heme aquí en el meollo, nos tomaremos un segundo para diferenciar la literatura lovecraftiana y los productos sucedáneos.
Lovecraft y su herencia evocan la insignificancia ante entidades y pasado incomprensibles, antes poderes mayores, ante una realidad desconocida que siempre nos ha engullido y provoca la locura referida a enfrentarse a esa otredad mayestática. Por decirlo en pocas y no buenas palabras. El humano no es nada ante el mínimo atisbo de comprensión y la única posibilidad es la demencia, el caos y la muerte.
El resto lo vemos como referencias para ganar etiqueta, atmósfera, contexto, señuelo. Ojo, sin que sirva como crítica. Un Cthulhu bien metido en una comedia la enardece hasta los imposibles, y aquí funcionan dichas referencias a modo de contrapunto para algo que la protagonista no termina de comprender, ni ella, ni el resto que juegan con poderes mayores, sin aspiración a profundizar en esos númenes o consecuencias.
Ahora sí, cabe preguntarse cómo todo ocurre alrededor y en torno a esta Ana García, resuelta, inquieta, inteligente, resolutiva, y por qué ocurre como ocurre. Interesante dilema.
En resumen, peripecias juveniles, lineales, al auspicio del maestro, un extraño culto, sucesos y presencias anómalas, invocaciones, criaturas (a cuentagotas), fiestas, relaciones, reacciones muy vivas y naturales de cada personaje (tangibles ellos, ellas y sus preocupaciones dentro de esa edad, aunque la empatía pueda resultar compleja), y risas como objetivo final. Puede que te identifiques más con las situaciones (dentro de lo ajeno de esos campus norteamericanos y sus costumbres), que con los personajes, pero, dentro de todo lo contado, no hay que robarle el mérito a la novela de fusionar varios aspectos consiguiendo como resultado un texto ameno y divertido con el que entretenerse, y que además, tiene monstruos. Así que, si gustas, si te convence lo aquí expresado, esta es tu lectura.
Pd: ¡más Cthulhu!
Román Sanz Mouta
Redactor