Quién es el náufrago (Román Sanz Mouta)
En cada desastre marino
En cada pecio que se hunde desde el principio de los tiempos pretéritos
Cuando la humanidad atrevió a desafiar a la mar
Todavía perdiendo esa batalla de condena a siglo de hoy
Retomo mi pena
En toda calamidad
Hombre el agua
Cada cual se salve como pueda
Puede que con más cortesía
Trabajo en común
Depende de tripulación, intereses, miedos
Pero ¿quién se preocupa de la embarcación?
Quizá los carpinteros originales, enamorados de su obra
Quizá los ingenieros marinos de a bordo, con ternura y lágrimas
Tratando de salvar su creación hasta últimas consecuencias
Ellos sí que se hunden con su barco
Algunos capitanes no
Las capitanas siempre
Honor
Esa formidable criatura
Su quilla, sus curvas, su ergonomía, su diseño, su resistencia
Y, sobre todo, la lealtad de llevar a sus pasajeros y amigos a salvo desde un confín a otro de la allende tierra
¿Para cuán premio?
Ninguno
Ser abandonada al azar de la olas, de la tempestad en tormenta, al fondo y los fondos marinos, donde descenderá lenta y será devorada por fauna improbable
Agonizante, quizá rota, extinta
¿Respiran los barcos?
Por supuesto
Y laten
Y vibran
Emocionan
Disfrutan
Sufren
Con quienes los cabalgan y gobiernan en común acuerdo
Parte de la tripulación
Uno más, como bien antes se expresaban en fervor
Material desechable en presentes imperfectos, se pueden construir más
La Indestructible es el nombre que ostenta el navío de nuestra oda
Ironía toda
¿Importa nada?
Ahora mismo
Padece
Yace
Se ahoga mientras sus habitantes huyen en toda forma y ella colabora como sabe
No se quiebra
Aguanta orgullosa
No bascula, ni zozobra, toda carácter La Indestructible
Solo se deja tragar cuando queda hueca
Naufraga con lágrimas de sal
Hasta el fondo de los evos
Sin que casi nadie, en breve tiempo de clepsidra que no existe
La recuerde
Yo sí
Vosotros, tú, espero que ahora, también
Porque ¿quién es el verdadero naufrago de un naufragio?

Román Sanz Mouta
Redactor