Finalizamos la décima entrega del Club de Lectura de Dentro del Monolito. Disforia ha generado debate entre todos los miembros del Club, siendo tal vez el libro que más diversidad de opiniones ha creado de los que hemos leído, cosa que siempre es positiva. Con un tono de home invasion y un interesante ejercicio de inversión, la novela de David Jasso esconde una crítica a varios aspectos de nuestra sociedad, aunque se centra en desarrollar una historia de terror visceral con la amenaza siempre presente.
Sin más dilación, os dejo con mi reseña de Disforia seguida de las opiniones de algunos de los miembros del Club.
DISFORIA (David Jasso – Valdemar)
El terror es un género difícil, de eso no cabe duda. Conseguir generar en un lector sensaciones de angustia, tensión, pánico, sobresalto o miedo me parece una tarea casi épica, al alcance de muy pocos. Por eso, cuando te topas con una novela que contiene momentos que alteran tu calma y agitan tus nervios, tienes que decirlo bien alto. Aunque el resultado final no sea perfecto.
Disforia plantea una situación de esas que se van complicando con el avance de cada página. Tenemos a una pareja con niña pequeña en un apartamento aislado. Y tenemos la intrusión de un personaje inesperado. Con estos simples elementos David Jasso crea una novela retorcida, que intenta esconder más de lo que parece. «Disforia» cumple al dedillo con los cánones de ese subgénero llamado home invasion, con la aparición de un personaje amenazante que irrumpe en lo que debería ser un lugar seguro. La violación del hogar es un concepto terrorífico de por sí, y de ello se vale David Jasso para que cualquiera pueda sentirse inquieto con lo que la novela desarrolla.
El autor nos cuenta la historia con una sencillez brutal. Su prosa carece de cualquier tipo de engolamiento, pero la trama es tan potente que desde el inicio lo que el autor pretende es que sea el lector quien se vea partícipe de las situaciones que se suceden. En este sentido creo que David Jasso cumple de sobra, ya que uno se ve enganchado a la trama desde las primeras páginas. Tal vez sea esta la mayor virtud de la novela, y al mismo tiempo su más importante problema, por motivos que luego explicaré. Como decía, resulta bastante sencillo meterse en la piel de los personajes protagonistas, hecho que facilita que las páginas vuelen. Bajo mi punto de vista, en las escenas más potentes es difícil dejar de leer, necesitando conocer cómo se va a resolver cada situación. El escritor maneja muy bien los recursos con los que cuenta, sabiendo crear la expectación necesaria que preceda a la explosión. Porque estamos ante un libro que funciona en la recreación de momentos angustiosos a nivel tanto explícito como psicológico.
Sin embargo, nos encontramos con varios problemas que impiden el disfrute global. Primero, creo que una novela de la extensión de «Disforia» (más de 400 páginas) requiere de un entramado algo mayor al que se nos propone. Y es que, al fin y al cabo, toda la novela se desarrolla en dos escenas. Es cierto que hay una serie de interludios que sirven para dar aire, pero las dos escenas principales terminan alargándose demasiado y restándole impacto a la trama. Esto provoca que el enganche que mencionaba antes se desinfle, así como el interés por los personajes y su destino final. También es cierto que la novela pide ser leída del tirón, cosa que en mi caso no ha sido posible. De otra manera, la historia se resiente por los parones.
Por otra parte, algunos detalles de la trama me han decepcionado en su desenlace. Es como si durante toda la lectura se te prometiera una cosa que al final no se te da. Mi política de no hacer spoilers me impide contar más, pero ciertas acciones que suceden durante la resolución hacen que la novela pierda puntos. Además, da la sensación de que durante algunos tramos del libro el texto no está lo suficientemente pulido, cosa que tampoco ayuda al conjunto.
Pero quiero acabar destacando varios puntos positivos. El trasfondo social que se nos escupe a cuentagotas me parece brutal, llegando a trascender la propia trama principal de la novela. El concepto de las “plazas de la Ida” me parece un hallazgo magnífico, una idea que por sí sola demuestra la calidad del autor y nos proporciona un argumento sobre el que reflexionar.
Aparte de ello, a nivel técnico encuentro muy atrayente uno de los recursos utilizados por David Jasso. Como si fuera un director de cine (creo que el símil es adecuado por el estilo tan cinematográfico que rezuma el texto), Jasso detiene la acción trasladando el foco fuera de la escena principal. Es en esos momentos de pausa donde la prosa muestra su mejor cara, aunque ello exija cierto nivel de abstracción por parte del lector. Para mi gusto, muy sugerente.
Además, como he dicho al principio, el escritor demuestra que el lenguaje sencillo es muy efectivo para una historia de estas características, y logra durante buena parte del texto mantenernos interesados con una enorme naturalidad, cosa que me parece dificilísima de conseguir.
En definitiva, encontramos puntos altos y bajos en una novela que a todas luces es interesante pero que en su conjunto tal vez adolezca de extender demasiado algunas situaciones. Me quedo con el debate que ha generado entre los miembros del Club, y con la promesa de volver a este autor para elevarle la nota en otras propuestas.
Los miembros del Club hablan:
Javier Molano:
“Disforia es un libro ágil, de fácil lectura y con una historia coherente y creíble. Cuando empecé a leerlo me enganchó de tal forma que me lo acabé leyendo en menos de 10 días. El hecho de utilizar un lenguaje simple y directo me parece una virtud y no un defecto ya que acerca más al lector a la historia haciéndole partícipe de la misma, llegando a poder sentirse identificado con algunos de los personajes. Lo que más me ha gustado ha sido la crítica subliminal a diferentes aspectos de nuestra sociedad actual a través de los ataques a instituciones como la policía, los políticos, las empresas especializadas en estafas piramidales…. También parece que intenta mostrar cómo la sociedad afecta a la psique individual de diferentes maneras sacando lo peor de cada uno.
Resumiendo, por todo lo expuesto anteriormente me parece un libro muy ameno, entretenido, con bastantes momentos angustiosos y con un final que no desentona. Si hay que ponerle algún pero, sería la forma en la que se han estructurado los flashbacks y los títulos de los mismos (intermedio 1, prólogo 1, epílogo 1…..) En definitiva, me parece un libro muy recomendable. Mi enhorabuena para el autor”.
Olivia:
“El tema que propone el libro es interesante, ya que es una situación que podría darse en la vida real. El primer tercio de la novela es dinámico y angustiante, pero a partir de ahí se hace reiterativo y pesado, alargando la situación demasiado. De hecho, llega un momento en el que estás deseando que todo se acabe. Y, cuando llega el fin, es decepcionante”.
Rocío Muñoz:
“Disforia es un libro que me enganchó con facilidad porque cuenta una historia que podría pasarnos a cualquiera de nosotros. Sus personajes, muchos de ellos atormentados, te hacen sentir angustia, frustración y pena por lo que tienen que vivir y por cómo reaccionan ante situaciones límite, por supervivencia. Aunque te describe escenas imposibles, hay que plantearse que la realidad casi siempre supera la ficción. Me llamó la atención la visión que le da el escritor a los personajes que no son de carne y hueso. En mi opinión es una novela totalmente recomendable…”
Juan Carlos Pascual (del canal TOC Libros):
“Me queda un sabor agridulce con Disforia. Porque creo que hay talento de sobra en David Jasso, pero se me hizo un libro de picos altos y picos bajos, donde hay sobresalientes (la escena detonante de todo) pero también hay suspensos (demasiado largo el pasaje dentro del coche, se hizo muy tedioso a ratos). Prácticamente no me interesó ninguno de los personajes salvo uno, Zoel, al que por otro lado me hubiera gustado ver más desarrollado o con más presencia. Además hubo un elemento que me chirrió y se me hizo totalmente innecesario, no digo cual para no hacer spoiler, pero lo encontré fuera de lugar.
Eso sí, tengo que decir que el libro es un devorapáginas, y los intermedios que hace en la historia para situarnos mejor me parecen magníficos”.
Asen Ahab (@todaviasombras en twitter):
“La novela está llena de claroscuros, más oscuros que claros por desgracia. Sin duda está escrita a “mala leche” (en el sentido de que es un thriller), para que se nos cree en el cuerpo una sensación de desasosiego grande, cosa que consigue con un inicio abrumador y ciertas partes de la historia más en adelante. Pero lamentablemente y aunque me mantuvo bastante enganchado, esa tensión se va diluyendo y esa “mala leche” no va a más y se hace cansina y hasta previsible por momentos. Uno agradecería que Jasso se hubiera vuelto aún más osado y nos hubiera metido más caña, dicho lo cual diré también que con unas 100 páginas menos, más condensada la historia, hubiera quedado mucho mejor.
Como partes positivas comentaré que su estilo directo es absorbente y gracias a eso el nivel de tensión en el lector por momentos es magnífico; además, ciertos interludios de la historia son brillantes, y como imagino que dirán bastantes de mis amigos lectores del club, son casi lo mejor de la novela”.
Sergio Requejo (@seresar en twitter):
“Comencé a leer Disforia sin conocer al autor y sin saber su argumento, y ya no pude parar. Me dejé llevar por su juego, su atmósfera distópica y unos personajes que parecen ir a la deriva, mostrándonos una peligrosa mezcla entre desesperación y desapego a la vida.
“Disforia” intenta no limitarse a ser un típico home-invasion y nos introduce conceptos muy interesantes como La Plaza de la Ida, en mi opinión, el gran acierto de esta novela y que nos permite profundizar en las motivaciones de los personajes, situándolos en un atractivo contexto.
El estilo de la propuesta de Jasso puede llegar a alejar al lector de sus intenciones, por resultar rocambolesca o, en ocasiones, tramposa. Si entras en su juego te resultará una entretenida, aunque angustiosa, experiencia”.
Jota García Romero (@jotagarcaromero en twitter):
No sé si la intención de Jasso era hacer una novela “cinematográfica”, pero que a una trama tan absurda como su desarrollo, y unos personajes dotados de nula profundidad (y mira que había fondo donde rascar), unas el constante uso de frases cortas, sin adentrarte a lo largo de toda la novela, en absolutamente ninguna idea firme, hace que el conjunto final se convierta en el equivalente literario de una película de Hallmark.
No ayuda tampoco que el relato esté salpicado de algunas buenas ideas, pues lo que queda es la sensación de una oportunidad perdida. Ni soy ni podría ser escritor, mis dotes son tremendamente limitadas, pero no creo que sea atrevido aventurar que a esta novela le hubiese ido mejor un toque de humor negro, más mordacidad y menos complejos. Haber convertido al que debería haber sido el personaje principal, Zoel, en una suerte de “Dexter Morgan distópico”, habría convertido esta novela en algo completamente diferente y mucho más disfrutable.
El remate final, lejos del “infierno” que te augura el autor, es risible, previsible y tan tópico como las películas cuyo tono es el que realmente parece querer imitar (cualquier thriller olvidable basado en novelas de James Patterson, por ejemplo)”.
Tintanegra (@ctintanegra en twitter):
“Disforia arranca muy bien. Mientras te va introduciendo en la trama adereza la narración con unos interludios muy llamativos que le dan pegada al tono bajo de inicio. Eso es lo mejor. El arranque lo devoras. A lo largo de la primera parte Jasso reparte muy bien la información y todo va encajando.
Luego va de más a menos. Tiene algunas ideas originales, pero en general se me hizo largo. Los personajes no me terminaron de enganchar y el estilo no era de mi gusto (que será por gustos…) Según avanza me da la sensación de no saber a dónde va la historia y reconozco que en la segunda parte llegué a perder interés y se me desinfló un poco el entusiasmo inicial”.
Próxima lectura : La casa en el confín de la Tierra (William H. Hodgson)