La creación de Gabriel Davenport comienza de manera atronadora. Durante las primeras páginas asistimos a una avanlancha de acontecimientos que nos ponen en situación de un modo espectacular. Encontramos a un joven matrimonio recién mudado a un viejo caserón de un pequeño pueblo en la campiña inglesa, con la intención de criar a su hijo recién nacido lejos del ruido de la gran ciudad.
En este primer tramo del libro, que funciona a modo de prólogo, se nos narrará una rápida escalada de sucesos sobrenaturales que, en una sola noche, quebrará las vidas de los personajes para siempre. Toda esta parte, si bien cuenta una situación no demasiado original, está narrada con brío y con una perfecta creación de atmósfera, involucrando al lector en un cuento de terror clásico y moderno al mismo tiempo. Es un arranque brillante, que lamentablemente no logra impregnar el resto de la obra.
El grueso de la trama transcurre años después, con Gabriel Davenport (el bebé del inicio) siendo un adolescente internado en una mansión en la que conviven personas que han sido víctimas de sucesos paranormales. La escritora Beverley Lee propone una sugerente mezcla de terror y fantasía oscura con un estilo sencillo y ágil, dividiendo el texto en capítulos cortos (algunos muy cortos, lo cual tiene un efecto un tanto raro) y presentando una trama que tiene algunos puntos de interés. Sin embargo, según avanza la lectura la escritora se saca de la manga unos cuantos elementos que, personalmente, me sacaron de la historia.
Tal vez fueron mis propias expectativas las que jugaron en mi contra, pero lo que parecía desarrollarse como un relato de terror sobrenatural termina convirtiéndose en otra cosa. No desvelaré el elemento más sorpresivo que aparece a mitad de novela, pero diré que para mi gusto es una adición un tanto incongruente y que le da a la obra un contexto de fantasía oscura que no necesitaba. Esto, sumado a unas cuantas secuencias que acercan el libro a un target adolescente, hizo que finalmente la obra supusiera cierta decepción para mí. Me explico: «La creación de Gabriel Davenport» no es un Crepúsculo, pero contiene algunos elementos que parecen ir más dirigidos hacia un público juvenil. Saber que hay un segundo libro ya publicado y que parece sugerir la creación de una saga literaria, también apunta en esa dirección. No quiero decir que esto sea necesariamente malo, tan solo que esperaba algo bastante diferente.
Aparte de esto, encuentro que la mayoría de personajes carecen de un trasfondo elaborado, lo cual dificulta la empatización con ellos. Pese a lo que comento, el libro se lee con mucha fluidez y tiene momentos disfrutables, además de una galería de caracteres y decorados que podría dar mucho juego si se saben explotar en entregas posteriores.
Podríamos extrapolar el tipo de libro que representa «La creación de Gabriel Davenport» al mundo del cine, para concluir que sería comparable a una película mainstream de terror, con más errores que aciertos pero que busca su éxito entre un determinado espectro de público en el que, por desgracia, no me encuentro.
No quisiera terminar esta reseña sin destacar la labor de la novísima y atractiva editorial La Biblioteca de Carfax. Independientemente de que la novela me haya gustado más o menos, la edición resulta intachable, y no puedo dejar de recomendar echar un ojo al pequeño pero creciente catálogo de la editorial, que se esfuerza en publicar títulos de género que se mueven entre lo clásico y lo moderno con obras, a priori, muy llamativas. Y eso, sin duda, es de agradecer.