Greta es una joven americana que es contratada por un matrimonio mayor para hacer de niñera en la lujosa mansión de una villa inglesa. Al llegar al lugar, se encontrará con que Brahms, el niño al que ha de cuidar, es en realidad un muñeco de porcelana.
Bajo mi punto de vista, nos encontramos aquí ante la típica película donde el desenlace arruina todo lo anterior que, la verdad sea dicha, tampoco es una maravilla. Ese tramo final es el que podría haber diferenciado a “The Boy”, pero resulta sumamente predecible (y esto lo dice alguien a quien le cuesta horrores adivinar finales) y hace que se nos quede un sabor de boca bastante agrio.
Afortunadamente, la película cuenta con un puñado de virtudes que hacen que su visionado no sea una completa pérdida de tiempo. Durante la primera mitad de metraje, el director consigue cierta atmósfera gracias a un puñado de momentos donde se aprovecha muy bien al muñeco. Como ya sucediera en Annabelle (2014), se juega muy bien con las expectativas del espectador de ver a Brahms en movimiento, cosa que no se llega a mostrar en ningún momento. Pero todos sabemos que los muñecos de porcelana transmiten MUCHO mal rollo, y a eso sí que sabe sacarle partido Bell.
Mi nota: 4
2 comentarios
Ya me parecía mala y ahora tu me lo corroboras. Ni con un palo hoygan!Buena entrada… gracias por la advertencia 😉
Jajaja, gracias por fiarte de mí, pero aún así yo siempre recomiendo ver las cosas. Hay gente a la que le ha gustado la peli y parece que el giro final ha sorprendido a muchas personas que conozco.Gracias a tí!