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Tras los recientes visionados de El bosque de los suicidios (2015) y Halloween Mortal (2013), que como podéis leer en sus respectivas entradas no terminaron de hacer justicia al tétrico bosque, decidimos concluir la “trilogía de Aokigahara” con el cómic El bosque de los suicidas (sugerencia directa del amigo @CiruelasBlog).
La historia de “El bosque de los suicidas”, sin ser calcada a las de las películas mencionadas, guarda ciertas similitudes. Aquí nos topamos con dos tramas paralelas que constituyen el corazón del relato. Por una parte se nos presenta la historia de Alan, un americano que lleva un tiempo viviendo en Japón y que acaba de romper con su novia japonesa. Ésta no se lo toma nada bien y decide poner fin a su vida en Aokigahara. Al mismo tiempo, seguiremos a Ryoko, una joven que trabaja en el mismo bosque, donde hace unos años perdió a su padre sin que se llegara a encontrar su cuerpo. Sólo con leer estas líneas podéis daros cuenta de que el trasfondo de los personajes está mucho más trabajado que en las películas, siendo este uno de los múltiples aspectos en los el guión de El Torres se muestra muy superior.
También la ambientación está mucho más aprovechada en el cómic, logrando transmitirnos las sensaciones de tristeza y depresión que rezuma el bosque. Además, su narrativa le permite ofrecer momentos dramáticos de una intensidad no vista en las películas, e incluso podríamos decir que las escenas puramente terroríficas están más logradas.
El dibujo contribuye poderosamente a trasladar esa imagen tétrica y triste del bosque y de los espíritus atrapados en él. Con un trazo sucio, Gabriel Hernández consigue que el bosque parezca opresivo y amenazador. Hernández se luce en las escenas más impactantes trasladando perfectamente el efecto chocante que depara el cine de terror nipón.
Recientemente, El Torres alegó un posible caso de plagio tanto del cómic que nos ocupa como de El Velo, otra de sus obras. El guionista mencionó directamente a las películas The Veil (2016) y a la ya mencionada “El bosque de los suicidios”. No puedo manifestarme respecto a “El Velo” ya que no lo he leído ni he visto la película, pero respecto a “El bosque de los suicidas” me temo que las acusaciones son infundadas, ya que, aparte de que ambas obras están ambientadas en el mismo bosque, las tramas discurren por caminos muy diferentes.
Sea como sea, estamos ante un cómic de terror muy recomendable que cuenta con una magnífica atmósfera y un estilo propio gracias a los lápices de Gabriel Hernández. A la tercera va la vencida, y al fin hemos encontrado una historia que consigue darle al bosque de Aokigahara la entidad que su leyenda merece. Y, encima, es de autores españoles. ¿Quién puede pedir más?
Mi nota: 7