Conocí a Julietta la noche con la luna más tímida de aquel soporífero verano. Lo cierto es que ni puedo ni pretendo recordar cuánto hace ya de aquel momento, pues por más que lo intenté en el pasado, lo único que siempre viene a mi mente cada vez que me esfuerzo por rememorar aquellas imágenes, son sus enormes ojos grises que reflejaban la oscuridad de aquella noche sin luna.
Etiqueta: