Llevábamos mucho tiempo queriendo leer a un autor que, pese a ser conocido como “el padrino del gore”, apenas ha tenido repercusión en nuestro país más allá del pequeño nicho que resulta el reducido grupo de lectores de terror de serie B. Richard Laymon merecía pasar por nuestro Club, y aunque su literatura no es de un calado profundo, sus obras guardan la frescura y desparpajo necesarios para que su lectura sea divertida y refrescante en época veraniega.
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