Y llegó el día en que Clint Eastwood se atrevió con el género musical. No es de extrañar, ya que el mítico actor/director es un apasionado del blues y el jazz e incluso ha hecho sus pinitos como cantante en alguna de sus películas. Y ya se inició en el género en 1988 dirigiendo Bird, el biopic sobre el músico de jazz Charlie Parker. Pero “Jersey Boys” se adapta más a la forma de un musical clásico, no en vano está basada en el montaje teatral del mismo título que lleva años representándose en los escenarios de Broadway.
Eastwood nos cuenta la historia de los Four Seasons, grupo nacido en los primeros 60 que llegó a alcanzar altas cotas de popularidad gracias al particular tono de voz de su cantante Frankie Valli. Estamos ante un biopic clásico, que no nos ofrece más ni menos que otras obras del género. Pero creo que es un género agradecido y muy mal hay que hacerlo para que no salga un producto cuanto menos entretenido. Y eso es lo que nos da “Jersey Boys”, la oportunidad de pasar un buen rato disfrutando con las canciones de este grupo y viendo cómo se formó y se disolvió.
Es una película muy blanca, eso sí, y da la impresión de que Eastwood ha sido muy condescendiente con los personajes omitiendo o suavizando muchos detalles oscuros. Y es que teniendo a un grupo de muchachos que en sus primeros años oscilan entre la música y la mafia de New Jersey, creo que se podía haber hurgado un poco más en la relación entre la organización mafiosa y los miembros del grupo. Pero claro, estamos ante una película basada en un musical que tiende a dulcificar los hechos.
El ritmo es bastante bueno y las dos horazas y cuarto de duración no se hacen largas en ningún momento. La ambientación de aquella época está bastante lograda, es una gozada revivir las clásicas actuaciones de estos grupos en programas televisivos que en aquellos años servían de trampolín a multitud de artistas que luego fueron míticos.
La pena es que las partes melodramáticas son más dignas de un telefilm que de una película de gran presupuesto y llegan a dar un poco de vergüenza ajena. Además, en la parte final el maquillaje para envejecer a los actores no es demasiado acertado, y parece que estemos viendo a muñegotes. Yo del señor Eastwood cambiaría al equipo encargado del maquillaje por otro que lo haga más creíble.
El actor que interpreta a Frankie Valli es el desconocido Frank Lloyd Young, que ya interpretó al personaje en el musical de Broadway. Su voz encaja a la perfección con la de Valli, es de destacar su gran trabajo vocal aunque sus capacidades interpretativas quedan un poco más en evidencia. En ese sentido, tienen mucha más presencia sus compañeros de grupo, en especial un Vincent Piazza que se come la función con una interpretación magistral. Habrá que vigilar a este chico en el futuro porque va para estrella. También es de destacar el trabajo del ya veterano Christopher Walken, en un papel de capo mafioso que bien podía haber interpretado el propio Clint Eastwood.
En fin, este es un biopic en el que no se nota demasiado el sello de su director y que podía haber firmado cualquier otro. Sin embargo, no deja de ser bastante dinámico y entretenido, y no seré yo quien le ponga una nota negativa a una película sobre los inicios del Rock’n Roll.
Mi nota: 6