Siempre pasa lo mismo. Cuando algo triunfa tiende a estandarizarse. Y esa estandarización normalmente acarrea una pérdida de frescura y, a menudo, también se quedan en el camino buena parte de las señas de identidad que lo hicieron triunfar. El cine de animación es un claro ejemplo de ello, y sólo hay que mirar las carteleras de los últimos meses para ver la multitud de producciones animadas que se han estrenado, y la mediocridad reinante en la mayoría de ellas. Y es que las películas “de dibujos” se han convertido en un auténtico filón para las taquillas, ocupando siempre las primeras posiciones en cuanto a recaudación se refiere. Por el camino se ha sacrificado buena parte de la calidad, y ya ni siquiera las vacas sagradas como Pixar se salvan (ver Buscando a Dory).
Al salir del cine, pensé que “Kubo” no era una película infantil, pero ahora creo que realmente lo es. Lo que pasa es que hemos olvidado el auténtico enfoque que ha de tener una historia para niños, perdido entre la vorágine de cintas basadas en chistes sin gracia y slapstick trillado que pueblan las pantallas. Y es que “Kubo” no trata al espectador, ya sea niño o adulto, como si fuera idiota, sino que le ofrece algo con sustancia, algo sobre lo que pensar. Cierto es que posiblemente los niños no lleguen a captar toda la riqueza de la historia y, sobre todo, de la virguería visual que supone la película, pero recomiendo a todo el mundo, grande o pequeño, que no se la pierda. Porque esto no es una película. Es una obra de arte.
2 comentarios
Tengo muchísimas ganas de verla. Por fin algo bueno salió este verano !!Gran reseña tío.
Con esta y \”Café Society\” he recuperado mi fe en el cine después de un verano penoso.Muchas gracias!