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Durante el metraje de Lady Macbeth, vemos un mismo plano repetido en varias ocasiones. Se trata de algo cotidiano y sin aparente relevancia, la protagonista bajando las escaleras de la casa que habita. La casa se ve sobria, pero cuidada con una minuciosa pulcritud. Las ropas de la mujer son algo más pomposas, perfectas en su papel de mostrar una elegante ostentación. Pero en todas las ocasiones hay un detalle que rompe con este cuadro perfecto. El pasamanos en el que se apoya la mujer está desgastado, su pintura hace tiempo que se cayó, dando la sensación de metal oxidado. El símil que nos propone esta imagen describe a la perfección «Lady Macbeth», ya que la película del debutante William Oldroyd nos habla fundamentalmente de la inevitable podredumbre del alma humana, a pesar de su impoluta apariencia exterior.
La película adapta el relato Lady Macbetch de Mtsensk, historia corta escrita por Nikolái Leskov y publicada en 1865. En ella asistimos a la aburrida vida de Katherine, una joven que se ve casada con un noble al que no conoce. El escaso contacto que mantiene con su marido la llevará a comenzar un apasionado romance con uno de los trabajadores de la casa.
De primeras, lo más evidente en «Lady Macbeth» es la absoluta sobriedad de su propuesta, con una narración fría y lenta que exige cierta paciencia por parte del espectador. De hecho, la película carece de banda sonora incluso en los títulos de crédito finales, lo cual da buena muestra de la asepsia formal de la cinta. Sin embargo, esto no le resta contundencia a este drama con aires de tragedia clásica, más bien al contrario hace que los momentos más crudos resulten doblemente efectivos. Hay bastante del estilo de Michael Haneke en esta ópera prima, obligándonos a apuntar el nombre de William Oldroyd en la lista de directores a quienes seguir la pista.
La economía de medios no hace mella en el apartado visual, que cuenta con una iluminación apagada pero que aporta el tono perfecto para una historia con tintes bastante oscuros. Pero sin duda, una vez vista la película, cuesta imaginársela sin la arrolladora presencia de la joven actriz Florence Pugh, quien compone un papel protagonista memorable que consigue al mismo tiempo fascinar y repeler al espectador. Ella es el corazón de una trama de violencia contenida por enclaustramiento, que termina explotando sin medida alguna.
No será «Lady Macbeth» un éxito en su paso por salas o en cualquiera de las plataformas donde termine recalando, pero el verdadero cine sabe expresarse mucho mejor en este tipo de películas de silencios incómodos y alientos contenidos. Aún con sus imperfecciones, merece mucho la pena.
Mi nota: 7
2 comentarios
Parece una sorpresa entonces, de las buenas… A tenerla en cuenta… ?
Me gustó bastante, JLO. Eso sí, avisó de que la peli se lo toma con mucha calma!