MI MUJER ME PONE LOS CUERNOS…O NO (Victor Olid, 2014)

por José Luis Pascual

En un mundo perfecto, alguien como Victor Olid sería una figura pública artísticamente reconocida, le lloverían los contratos para hacer lo que le gusta y, por qué no, presentaría las campanadas de fin de año junto a Anne Igar…bueno, mejor Ana Obregón (me da que es más de su gusto). Afortunadamente, no vivimos en un mundo perfecto. Y digo afortunadamente porque lo que hace Victor está diseñado para permanecer en lo suburbial, en lo marginal, en la periferia donde las masas no llegan (ni quieren llegar). Solo así se consigue el culto.

Para que se hagan una idea de la versatilidad de este hombre, el señor Olid lleva años demostrando su genuino conocimiento del mundo del cine en el blog de cabecera (y desde hace un tiempo también podcast) Aquí vale todo junto a sus compañeros Naxo Fiol Aratz Juanes. También da rienda suelta a su verborrea podcasteril en El hijo del aprendiz de Satanás, (podcast heredero del mítico La hora de Ving Rhames) con su peculiar humor no apto para estómagos sensibles en el que de vez en cuando se habla de cine. Su vena artística le ha llevado además a escribir el libro El descacharrante cine de Pajares y Esteso, a guionizar dos volúmenes del transgresor cómic William Chesnut & Ribapolla junto a Patrick Grau, e incluso a publicar discos de rap. Como podéis comprobar, se trata de un tipo inquieto y, sobre todo, creativo.

Mi mujer me pone los cuernos…o no es una recopilación de trabajos realizados por Victor Olid en la faceta que más satisfacción le produce, la de cortometrajista underground. La selección de cortos está encabezada por el que da nombre al volumen, y en él encontraremos la participación del mítico Andrés Pajares. Rodados prácticamente sin presupuesto y con un guion mínimo, la colección de cortos que integra este DVD aboga por la improvisación, el humor absurdo y la provocación. El propio director protagoniza muchas de estas piezas, y el resto de actores son amiguetes y conocidos que no son profesionales (salvo un par de actores de teatro y, obviamente, el propio Pajares). La filosofía principal es la del do it yourself y que cualquier momento es bueno para rodar un corto, y Victor lleva esto hasta sus últimas consecuencias.
Supongo que alguien que no conozca de nada a Victor Olid no apreciará este trabajo como los que ya estamos “iniciados” en el universo particular del autor, pero creo que aún así podrá vislumbrar varias cosas interesantes. El humor hilarante, irreverente y a menudo absurdo que impregna la mayoría de cortos es tal vez lo más obvio, pero mirando en profundidad hay unas cuantas piezas que parecen insignificantes pero que me parecen ideas geniales y, en algunos casos, me resultan hipnóticas. Por lo poco que conozco a Victor, creo que este trabajo viene a ser un buen reflejo de su personalidad, por lo que puede ser una buena puerta de entrada a su singular cosmos.

Para facilitar la salida de este tipo de obras, el propio Olid creó hace unos años el sello Vial of Delicatessens, dedicado desde su nacimiento a sacar productos minoritarios que de otra manera sería casi imposible encontrar. Les aseguro que su catálogo es impagable.

Aunque cada vez nos lo ponen más difícil, todavía queda gente que hace cosas al margen de lo establecido, fieles a un espíritu y una actitud, con una pasión que en muchos casos deja en evidencia a gente “consagrada”. Gente totalmente alejada de la pretenciosidad de muchos cortometrajistas que solo utilizan sus obras para buscar notoriedad y que alguien les financie un largo. Para los que no estén acostumbrados a este tipo de trabajos, recomiendo verla con la mente abierta y con mucho sentido del humor, no sea que se me escandalicen.
Acabaré con un cliché absoluto, pero figuras como la de Victor Olid, si no existieran habría que inventarlas.

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