Entrada publicada originalmente en la desaparecida web Terror.Team
Atrapar lo inaprensible. Supongo que ese ha sido el sueño de muchos locos a lo largo de la historia, conseguir alcanzar algo que está más allá del control humano pero cuya existencia era plenamente real para ellos y, por tanto, susceptible de llegar a tocarse de alguna manera. El Extraño (The Wailing / Goksung) cambia ligeramente esta premisa otorgando a su protagonista un motivo menos filosófico para perseguir lo inalcanzable. La única preocupación de Jong-Goo es curar a su hija, y poco le importa tener que aceptar la existencia de demonios o enfrentarse a ellos para conseguirlo. Sin saberlo (sin querer saberlo) está condenado al fracaso porque lo inalcanzable, por pura definición, no puede ser alcanzado. Pero claro, todos sabemos que una persona en una situación desesperada puede arriesgar su vida en el empeño, hasta que todo termina con sólo dos posibles finales.
Pese a ello, conviene advertir de las curiosas maneras que gasta la película, y que podrían suponer un muro para un amplio sector del público. Y es que «El Extraño» mezcla géneros sin ningún pudor, haciendo que convivan el thriller con el terror, o el humor con el drama más descarnado. Esta mezcolanza, que entiendo que pueda chirriar a algunos espectadores, para mi gusto funciona maravillosamente bien. Porque Na Hong-Jin maneja el tempo como nadie, y logra introducir estos cambios de tono en los momentos apropiados. El director ya dio muestras de su buen hacer en las reconocidas The Chaser (2008) y The Yellow Sea (2011), y ahora se desmarca con la que posiblemente sea su mejor producción. Porque «El Extraño» es una película de contrastes muy marcados. Trata sobre la vida y la muerte, sobre el bien y el mal, sobre el blanco y el negro, sobre la inocencia y el espanto. Pero ante todo, trata sobre la esperanza, aún cuando esta se basa en la más pura desesperación.
La película comienza con una cierta ligereza y bastantes toques de humor, para poco a poco y de manera sutil ir transformándose en algo mucho más intenso e inquietante. «El Extraño» continúa con la tradición de los thrillers surcoreanos modernos de presentar un abultado metraje. Por fortuna, estamos ante una de esas ocasiones en las que, aunque no se hace corta, desearíamos que la película no acabara nunca. Tal es la fascinación que puede llegar a transmitir el filme. A lo largo de sus dos horas y media de duración no dejan de pasar cosas, algunas muy llamativas, otras muy sutiles, pero todas con bastante relevancia. En mi opinión, estamos ante una película que gana mucho con posteriores visionados, ya que hay muchos detalles que se nos pueden pasar por alto la primera vez que la vemos. El guion es un perfecto mecanismo de relojería que puede funcionar en varias direcciones, y me explico. La segunda vez que la ví, creí haber contemplado el cuadro completo que sólo había percibido en parte en el primer visionado (confieso que la intuición femenina de mi mujer despejó varias dudas que aún me surgían). Sin embargo, mi compañero Mario (de El terror no tiene podcast) me ofreció otra versión aún más enriquecida que ahonda en varias mitologías del folclore tanto asiático como cristiano. Lo cual deja bien a las claras que la película de Na Hong-Jin esconde mucho más de lo que aparenta.
A nivel técnico, una vez más, el cine surcoreano demuestra no tener absolutamente nada que envidiar a producciones hollywoodienses. Es evidente desde el primer minuto la excelencia de la fotografía, obra de Kyung-pyo Hong, quien tiene experiencia en obras conocidas como Snowpiercer (Bong Joon-ho, 2013), Mother (Bong Joon-ho, 2009) o Lazos de guerra (Kang Je-kyu, 2004). La ambientación es igualmente perfecta, y desde el principio seremos trasladados a un pequeño pueblo realmente especial. Quiero destacar también las secuencias de exorcismo, donde el vestuario y el propio ritual folclórico nos ayudan a comprender las enormes diferencias culturales existentes entre Oriente y Occidente. Dichas secuencias suponen los puntos de inflexión de la trama, ya que terminan con el tono más ligero para dar paso a una densa oscuridad. Pese a no ser una cinta plagada de efectos especiales, sí que encontraremos unos cuantos efectos de maquillaje realmente logrados, siempre al servicio de la trama y que sirven para elevar el aspecto truculento, explícito e inquietante que impregna a las imágenes.
Dentro de la gran cantidad de actores que participan en “El extraño”, sin duda hay que destacar a los tres nombres que aguantan el peso de la película sobre sus hombros. Do Won Kwak es el gran protagonista, y es quien muestra una gran cantidad de registros alternando entre la comicidad que desprende su personaje de policía patán (una vez más, la imagen que se nos ofrece de la policía coreana es de chiste) y crecientes y exagerados niveles de sufrimiento. El veterano Jun Kunimura (actor que apareció en las dos partes de Kill Bill o en Audition de Takashi Miike) pone el contrapunto sobrio, ya que su interpretación se basa en un gesto solemne cargado de ambigüedad que aporta gran presencia. Por otra parte, la joven Kim Hwan-Hee viene a sumarse a la lista de niños inquietantes del cine, debido a que su transformación durante la película resulta asombrosa.
Hay que agradecer a La Aventura que apueste por el cine coreano y nos permita acceder a joyas como La Doncella o esta que nos ocupa. En fin, para mi gusto estamos sin duda ante una de las películas del año 2016, que destaca en casi todos sus aspectos. Los thrillers surcoreanos han venido dando grandes obras en los últimos años, pero «El Extraño» tiene algo especial, y es que esa manera de introducir temas sobrenaturales dentro de una trama más común la convierten en algo irresistible. No se la pierdan.