La película cuenta con unas muy solventes intepretaciones de la pareja protagonista, Guillaume Canet y Mélanie Laurent. Es cierto que la resolución puede dejar descontentos a muchos espectadores, pero la tensión y la potencia que encontramos en el último tercio de película hace que su visionado sea recomendable.
Adaptación de una novela de Agatha Christie que recoge todas las constantes esperables de la autora en su trama. Lo más interesante es el añadido de algunos componentes clásicos de la novela negra norteamericana, representados en forma de detective involucrado con la femme fatale de turno. Aunque la película cuenta con ciertos recursos interesantes en la dirección, el pausado ritmo y su plano desarrollo la convierten en una producción cercana al telefilme de indigesto consumo.
Terror en formato found footage que se adscribe al subgénero de las sectas en comuna. Con una premisa y una primera mitad muy emparentadas a lo que pudimos ver en The Sacrament (Ti West, 2013), la película deriva en su último tramo hacia el fantástico o lo sobrenatural (tampoco queda demasiado claro) introduciendo un componente que resulta un tanto extraño. Aunque la ambientación es muy buena y, hasta cierto punto, la vida dentro de la secta está reflejada con un buen nivel de autenticidad, la película adolece de no presentar su verdadera naturaleza hasta muy avanzado el metraje. Esto hace que gradualmente vayamos perdiendo el interés y que, cuando todo se desvela, no nos importe demasiado.