Aunque no es un subgénero que hoy día abunde, casi todos los años nos llega alguna antología de historias de terror. Sirva esta Ghost Stories como ejemplo para el año en curso. Curiosamente, «Ghost Stories» es la adaptación de la obra de teatro del mismo nombre que se viene representando en Londres desde 2010. Viendo la película, se hace difícil pensar en cómo será la representación teatral, pero no cabe duda de que ha de ser un espectáculo interesante.
La película de Andy Nyman y Jeremy Dyson se centra en un profesor que se ve embarcado en la investigación de tres presuntos sucesos paranormales, con la misión de desenmascarar un posible fraude. Con ello, asistimos a tres historias muy diferentes entre sí, pero siempre hiladas por la figura de ese profesor. Para mi gusto, «Ghost Stories» va de más a menos. El arranque me parece muy potente, y durante la primera historia encontramos los momentos más logrados de todo el filme. En ella vemos lo que le sucede al vigilante nocturno de un siniestro almacén. Es este primer tramo el mejor ejemplo de lo que es la película, ya que su inicio es claustrofóbico y angustioso, y logra encerrar al espectador en su trampa de una manera muy sugestiva. Lamentablemente, al poco tiempo empiezan a aparecer ciertos efectismos que dan un poco al traste con la experiencia. Aun así, todo este primer segmento me resulta totalmente disfrutable.
No puedo decir lo mismo de la segunda y tercera historias. En la segunda —que empieza con un joven que se queda sin gasolina en un solitario paraje boscoso— nos topamos con un gran lastre que impide tomarla en serio, y es la insoportablemente histriónica interpretación del joven actor Alex Lawther (al que vimos hace poco en la serie The end of the fucking world). Para mi gusto, la excesiva gestualidad de Lawther arruina cualquier credibilidad que pudiera transmitir esta historia, y me impide entrar en ella desde el principio.
En la tercera y penúltima (ahora lo explicaré) historia, se nos hace partícipes de un extraño caso de poltergeist. Aquí encontramos algún susto bien resuelto y un momento inesperado que sorprende, pero volvemos a encontrar un puñado de sobresaltos innecesarios. Es aquí donde aparece un sobrio y solvente Martin Freeman, que finalmente tendrá más protagonismo del que aparenta. Y es que al finalizar esta tercera historia, la película pega un giro y convierte al personaje del profesor en el protagonista de una cuarta historia que, en sí, contiene a las otras tres. Es un cambio de rumbo que se me antoja demasiado chocante, y que no termina de encajar bien con lo que se nos había mostrado hasta ese momento.
Por lo tanto, como suele suceder en las películas que recopilan varias historias, «Ghost Stories» no consigue alzarse sobre su irregularidad, aunque hay que reconocerle que intenta salirse de lo habitual con su desenlace. Pese a sus defectos y altibajos, recomiendo su visionado ya que al menos en su inicio consiguió sugestionarme de un modo que la mayoría de películas de terror no consiguen hoy en día. Creo que solo por eso estamos ante un título a tener en cuenta.